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Los mitos de los penales

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¿Los penales son una lotería? No pues. Se trabajan, se practican y se perfeccionan para reducir el margen de error.

¿Se deben entrenar? Absolutamente. El ejecutante debe practicar para reducir el margen de error y el arquero debe estudiar el historial de los ejecutantes rivales, además de las posturas corporales y de pies de los adversarios al momento de patear.

¿Los penales no se entrenan porque es imposible reproducir en una práctica la realidad de una definición? Los penales se deben entrenar. Bajo esa lógica, los músicos de una filarmónica no deberían ensayar.

¿Por qué el futbolista puede "arrugar"? Porque representan colores que son pasión, identidad, país, raza, ideología, religión, etcétera. Y porque están expuestos en el teatro más grande y exhibido del mundo. Los músicos también sienten miedo e inseguridad, pero el ensayo les ayuda a superar esos estados. La práctica debería ayudar al ejecutante del penal. Y si no logra manejar la presión, la psicología deportiva entrega herramientas para trabajar y reducir el margen de inseguridad.

¿Un penal bien ejecutado, pateado a un arquero de nivel mundial, debe ser gol? Claro que sí. El mejor ejemplo es el que definió la final de Italia 90. Andreas Brehme, consumado ejecutante, frente a Sergio Javier Goycochea, eximio atajador. Un tiro arrastrado, pegado al palo que, aunque fue adivinado por el especialista, no pudo ser desviado. Otro ejemplo, el de Charles Aránguiz frente a Julio César en Brasil 2014. Ese tiro es imposible de atajar, pero el riesgo de fallar es milimétrico.

¿Un tiro fuerte y a la esquina es la única receta? No. En Chile hay un especialista de clase mundial en patear penales: Bryan Carrasco. 'Velociraptor' camina mirando al arquero. Apenas ve que se mueve, le patea hacia el otro lado. Y si el arquero no se mueve, la tira pegada al palo. Si la coloca junto al vertical sin que el portero se lance antes, es inatajable.

¿Por qué es inatajable? Porque un balón pateado a 11 metros de distancia alcanza una velocidad superior a los 100 kilómetros por hora, que equivale a unos 28 metros por segundo. Eso quiere decir que el balón demora un tercio de segundo en llegar al la línea de gol. El tiempo de reacción promedio del ser humano es de 0,25 segundos. Si el arquero espera moverse recién cuando el pateador contacte el balón, la pelota va a estar dentro de la portería cuando se mueva.

¿Hay que intentar intuir y lanzarse antes? En ese tipo de tiros no queda otra opción.

Recapitulando. El ejecutante debe practicar tiros pegados al palo, fuertes y arrastrados o apenas bajo el travesaño. Si va pegado al palo y a esas alturas, no hay arquero que pueda llegar. A media altura le facilita la tarea al cuidavallas.

O aprender a caminar sin mirar el balón y reaccionar a la respuesta del portero antes de patear. Es muy difícil de hacer, aunque se hayan contado los pasos. Es un arte.

El arquero debe estudiar a los ejecutantes, leer su postura corporal. Las estadísticas avalan que más del 80 por ciento de las veces el ejecutante repite el mismo tiro convertido anteriormente. También debe considerar todas las variables, incluso las ejecuciones a lo "Panenka" (picar el balón y que entre flotando por el medio de la portería). Mejorar la elongación de la pierna contraria y estirarla hacia arriba puede ser la receta, tal como lo hizo el portero ruso Igor Akinfeev ante el español Iago Aspas.

¿Los penales son una lotería? NO. Y recontra mil veces NO.