Croacia y Serbia hacen las paces gracias al Mundial de Rusia
Los croatas apoyaron a sus vecinos en el duelo contra Brasil. Y en el Rusia-Croacia de este sábado, los serbios también animan a sus “hermanos”. La guerra parece haber quedado atrás.
El Mundial de Rusia está sirviendo para reconstruir los lazos rotos entre Serbia y Croacia por la guerra de los Balcanes. Antes del Brasil-Serbia, que terminó con la eliminación de los balcánicos en la fase de grupos, el diario croata Index, uno de los más importantes del país, realizó una encuesta.
El resultado del vídeo fue llamativo. Salvo un par de personas que rondaban los 50 años, seguramente afectadas de lleno por la guerra que enfrentó a ambos estados balcánicos, la mayoría, apoyaba a Serbia. Casi todos usaban argumentos más sociales y culturales que futbolísticos. Respaldaban a Serbia, porque sentían a Serbia como parte suya.
“Los croatas son nuestros hermanos”
Copiando esta iniciativa, el diario serbio Blic, el rotativo más vendido en Serbia, se lanzó también a las calles de Belgrado a hacer una encuesta similar. ¿A quiénes apoyoban los belgradenses en el Rusia-Croacia de cuartos que se juega el sábado?
La pregunta tiene un mayor impacto que la realizada por los croatas, porque en la Serbia moderna, las relaciones con Rusia se han potenciado hasta el extremo. Putin quiere tener en Belgrado un aliado fuerte para influir en los Balcanes y, de paso, hacer contrapeso con las corrientes europeistas que han crecido en la región.
Pese a esa renacida hermandad serbo-rusa, pese al recuerdo de la guerra contra Croacia, la mayoría de los encuestados por Blic no dudó en apoyar casi con fervor a Croacia frente a Rusia. “Son nuestros hermanos. Tengo muchos amigos croatas y juegan un fútbol maravilloso”, responde uno de ellos, un joven que no duda en insistir con vehemencia cuando le recuestionan por si ve a los croatas como hermanos. “Naravno!”, aúlla en una expresión que se puede traducir por un rotundo “por supuesto”.
“Si no hemos podido clasificarnos, que ganen nuestros vecinos”, añadió otro muchacho. “Hemos sido parte de lo mismo durante muchos años. Claro que quiero que gane Croacia”, deseó otro.
“¿Viste el partido contra Argentina? ¡Hicieron un fútbol maravilloso! Desde aquel día me ganaron. Voy con ellos”, argumentó un estudiante junto a la facultad de filosofía de Belgrado.
También hubo quienes apoyaron a Rusia, pero sus respuestas fueron más cortas, más raciales y con ausencia de argumentos futboleros. “Nosotros somos pequeños rusos”, dijo un seguidor. “Yo voy con nuestros hermanos ortodoxos”, añadió otro. “¿Porque voy con Rusia? Porque sí”, zanjó otro serbio de avanzada edad.
Una camiseta y los restos del dolor
Opiniones de este corte pro-ruso son, según la encuesta de Blic, minoría. Pese a ello, hay reflexiones que demuestran que la herida entre Serbia y Croacia sigue ahí. Cicatriza, pero aún duele. Los que respondieron a favor de Croacia fueron repreguntados por si lucirían la camiseta croata por las calles de Belgrado.
Todos respondieron que sí, aunque casi todos admitieron que se les vería con malos ojos. “No debería haber problema. Ojalá llegue un día en que podamos llevarla aquí, en Serbia, sin problema”, anheló un muchacho junto al Instituto Cervantes de Belgrado, quien veía a los croatas como sus hermanos. Sentía que el Mundial estaba cicatrizando heridas que parecían imposibles de cerrar.