INGLATERRA
La dura historia de Dele Alli: el príncipe nigeriano de Inglaterra
La historia del jugador inglés reúne todos los elementos de esas historias que terminal mal: tristeza, pobreza, fracaso, abandono.
Hace cuatro años, mientras se disputaba el Mundial de Brasil 2014, Dele Alli se levantaba todas las mañanas para entrenar en el Milton Keynes Dons Football un pequeño club de la tercera división de Inglaterra. Tenía 18 años, era talentoso, jugaba bien, pero no destacaba más que otros. Sí le decían que hoy iba a estar jugando la semifinal de una Copa del Mundo hubiese dicho que era una locura.
Hasta ese minuto, la ruta de Dele iba por otro carril, y su breve biografía acumulaba todos los elementos que reúnen las historias que terminan mal: tristeza, pobreza, fracaso, abandono. La sensación permanente que está todo a punto de desmoronarse.
Los golpes de Dele empezaron rápido. Nació el 11 de abril de 1996 en un pequeño suburbio de Milton Keynes en Inglaterra, y sólo semanas después sufrió el abandono de su padre. Creció con lo mínimo, viviendo junto a su madre Denise, hasta que a los ocho años su progenitor apareció con la promesa de un nuevo comienzo.
Realmente lo fue. Kehinde, el padre, ya no era el estudiante de una Maestría en De Montfort University: se había convertido en el príncipe de la tribu Yoruba, una de las más poderosas de ese país. Dele pasó así de no tener nada a vivir en una mansión de diez habitaciones, ser atendido por tres mujeres y asistir a una escuela de 27 mil dólares anuales.
Mantuvo esa vida en África y Estados Unidos por tres años, antes de regresar a Londres. Pese a las comodidades, y los lujos, el pequeño siempre se sintió como un extranjero fuera de Milton Keynes, y decidió volver al cuidado de su madre, que ya en ese minuto tenía otros cuatro hijos de padres distintos, y problemas con las adicciones.
La caída y la redención
El regreso al barrio marcó el carácter de Dele. Pasaba gran parte de sus días en la calle, dejó de lado los estudios, y se dedicó a jugar al fútbol, mientras convivía con la droga, las armas y la delincuencia. "Me junté con la gente equivocada desde una temprana edad", confesó en una entrevista.
Dele trasladó la libertad con la que creció siempre, la supuesta arrogancia, en su sello dentro de la cancha. El joven tenía un talento natural, pero le faltaba encaminarlo. Encontró eso en el pequeño Milton Keynes, un club de la tercera división, donde se convirtió en un suceso desde que debutó a los 16 años.
El ascenso
A partir de ahí, todo fue rápido y meteórico. El Tottenham pagó seis millones de euros por él en junio del 2016, y la respuesta fue rápida: en su primera temporada se transformó en la nueva joya del técnico Mauricio Pochettino y fue nominado al Premio Golden Boy (mejor futbolista Sub 21).