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Bielsa en Rusia 2018

Se acerca el final del Mundial Rusia 2018. Francia y Croacia dirimirán el domingo cuál fue la mejor selección del certamen. Los galos cargan con el favoritismo, gracias a su juego ecléctico y con ráfagas letales de fútbol virtuoso. La jerarquía de su extraordinario mediocampo es clave en todo esto.

Todavía faltan por disputarse dos partidos en Rusia, pero ya es hora de balances. Las evaluaciones no deben excluir las imágenes de la inoperancia ofensiva absoluta de Argentina y España. Eran, ni más ni menos, dos de los principales candidatos al título, por historia y calidad de jugadores.

Se despidieron en octavos de final, tocando y tocando en el campo de juego, con cero agresividad en ataque. Como si el fútbol fuera solamente darse pases, no meter goles en el arco contrario y evitar que el rival los convierta en el propio.

Españoles y argentinos fueron la muestra cabal del fin de una era en el fútbol internacional. En buena hora el juego de posesión comienza a despedirse. Predomina hoy el fútbol de transición. Despliegue veloz en ataque para sorprender al oponente mal parado. Repliegue igual de rápido en defensa para que el otro equipo no haga lo propio en su fase ofensiva.

Así juegan los dos finalistas. Sin la pelota, Francia regularmente retrocede hasta su campo. Junta las dos líneas de cuatro y concentra a la mayoría de su gente en el sector donde está la pelota. Ataca con todo cuando la recupera.

Lo mismo hace Croacia. Opta por defender cerca de su área y aparenta ser dominada en el manejo del balón. Es un engaño. Igual controla el juego, gracias a su seguridad en la última línea. La faz ofensiva no es tan veloz. Sí más precisa, por la riqueza técnica de los volantes, lo que no le quita rapidez al ataque. 

Ya lo decía el gran Marcelo Bielsa hace varios años. Lo importante no son los porcentajes de tenencia del balón, sino que la cantidad de llegadas. Es un defensor de la posesión. La visualizaba como un medio para atacar, tanto como la presión en campo contrario. Sin embargo, no es un fin en sí mismo, como ocurrió negativamente en los casos de España y Argentina.

Lo valioso de todo esto es que les abre una ventana de grandes oportunidades de triunfo a los más 'desposeídos' en términos futbolístico. Una gran noticia. Si no, que lo digan en Croacia. 

Según los parámetros tácticos actuales, ahora los más buenos para la pelota (siempre ligados al fútbol de posesión) no monopolizan la delantera en pos de la victoria. Los más 'malitos' también tienen chances. Con una estructura defensiva eficaz, unida eso sí a un ataque recurrente y dañino, porque entonces la cosa no funciona.

Hoy, el juego puede ser más democrático e igualitario. Es el gran mérito del nuevo fútbol de transición, entronizado en gloria y majestad en Rusia 2018.