La tierra sin ley
Tan terrible como la balacera ocurrida en el Centro Deportivo Azul la mañana del martes, un hecho que pudo causar la muerte de varias personas, es la hipotética motivación que tenían quienes apretaron el gatillo: ir por un trapo, un lienzo, algo que adquiere ribetes de trofeo de guerra en la realidad paralela de los barrabravas.
Tan absurda como la débil respuesta de la autoridad encargada del resguardo del orden en nuestra sociedad, que permite que golpeen a civiles y reporteros en sus propias narices, es la reacción de quienes manejan el fútbol profesional chileno. Se molestan porque los medios informan sobre estos hechos y no hacen hincapié "en lo que hemos avanzado en seguridad". ¿Que haya heridos a bala en el campo de entrenamiento de un club de fútbol de alta convocatoria es un avance en esa materia? Es un hecho delictual, del que no se puede culpar a Estadio Seguro, pero algún mea culpa se debe hacer por algo que es fruto de un germen que se engendró y que profita del fútbol.
Algo anda mal desde hace tiempo y todas las instancias han sido ineficientes -y negligentes- en el cumplimiento de las tareas. La terrible batalla campal de Playa Ancha antes de un partido entre Santiago Wanderers y Colo Colo tuvo solo un procesado porque los abogados del gobierno regional no llegaron a las audiencias.
Lo del CDA no es técnicamente violencia en los estadios, algo que la autoridad nos ha recalcado en las últimas horas. Insisto, es delincuencia en su manifestación más pura. Ante un hecho tan grave, donde pudo morir gente, ¡da lo mismo la etiqueta que se le coloque! La autoridad tiene las herramientas para identificar a los vándalos. Esos mismos que hasta hace poquito -si es que no lo siguen siendo- eran parte de los clubes. Y lo que sí importa es que debe aplicarles la ley. Algo tan simple como hacer la pega.
La sociedad chilena vive con rabia. La gente de la calle siente que son muchos quienes viven en una impunidad que no distingue estratos socioeconómicos ni culturales. No soportan la impunidad de quienes usan traje y corbata, sotana ni de quienes trepan el alambrado del estadio.
Que no parezca, como dijo David Pizarro, "la tierra sin ley". Que hagan algo antes de que sea demasiado tarde.