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A 30 AÑOS DEL PLEBISCITO

El plebiscito y la Roja: el camino a la mayor vergüenza deportiva

Orlando Aravena dirigía un equipo que en aquel año no contó con sus mejores figuras. El proceso terminó con el escandaloso “bengalazo”.

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El plebiscito y la Roja: el camino a la mayor vergüenza deportiva

El año 1988 estuvo plagado de “experimentos”. Orlando Aravena, técnico de la Selección en esa época, buscó múltiples alternativas para el equipo que un año después debía afrontar los dos máximos desafíos: la Copa América de 1989 y las Eliminatorias de Italia 1990.

Nombres de escaso nivel internacional se tornaron una constante en la Roja, justo en un momento de inestabilidad política interna marcada por la dictadura de Augusto Pinochet, que viviría sus últimos meses en el poder. Paralelamente, los referentes hacían destacada carrera en el exterior, sin la intención, por motivos personales o de sus clubes, de jugar los exiguos amistosos internacionales fijados para ese año.

Roberto Rojas (Sao Paulo), Fernando Astengo (Gremio), Jorge Aravena (Puebla), Patricio Yáñez (Betis), Hugo Rubio (Bologna) y un imberbe Iván Zamorano (Saint Gallen), por nombrar solo algunos, despuntaban en el exterior, mientras un grupo de seleccionados locales soñaba con un lugar en el equipo. De ese lote destacaban Eduardo Fournier (Fernández Vial), René Valenzuela (Unión Española), Roberto Reynero (Universidad de Chile), Jaime Ramírez (U. Española), Rubén Martínez (Cobresal) y Aníbal ‘Tunga’ González, entre otros.

El desempeño en cancha no era de los mejores. Aquel año comenzó con derrotas frente a Grecia y Canadá, ambas por 0-1, en la Copa Sir Stanley Matthews que se disputó en mayo, en Canadá. Los malos resultados comenzaron a inquietar. Más aún tras un mísero empate ante Estados Unidos (1-1), un mes después. Sin embargo, el panorama en algo cambió, gracias a dos victorias consecutivas ante los norteamericanos (3-1 y 3-0), en junio.

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Fútbol y política

La Roja debió esperar hasta septiembre para volver a jugar. Y lo hizo justo en un momento de amplia expectación política: el país se preparaba para votar “Sí” o “No”. Las campañas políticas monopolizaban el ambiente, y el deporte, como era de esperar, quedaba en segundo plano.

Chile sumó su segundo triunfo del año frente a Ecuador (3-1, en La Serena), amistoso que sirvió para preparar la Copa Boquerón de Asunción, que, sin quererlo, hizo historia en el panorama deportivo de la Selección: fue la última participación chilena en dictadura. El resultado fue paupérrimo: 0-2 frente a Paraguay y un deslucido empate sin goles con Ecuador.

Paralelamente, Pinochet buscaba apoyo popular a través del fútbol. Y lo hizo con una singular promesa, según consta en los periódicos de la época: un préstamo de 300 millones de pesos a Colo Colo, para que pueda terminar su estadio.

El 5 de octubre de 1988 se decretó el triunfo del “No”. Pinochet se vio obligado a entregar el poder y restablecer la ansiada democracia. De paso, dejaba sin efecto la millonaria promesa que había realizado meses antes a Colo Colo. En efecto, los albos terminaron la construcción del Monumental gracias a la venta de Hugo Rubio.

En ese contexto, la Roja disputó sus últimos cuatro partidos del año, con dispar suerte: triunfo sobre Perú (2-0) en la Copa del Pacífico; empate (1-1) y caída frente a Uruguay (1-3) en la Copa Juan Pinto Durán; cerrando el año con un empate 1-1 ante Perú, en la revancha de la Copa del Pacífico.

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La vergüenza final

El proceso de escasos resultados que marcó 1988 dio pie para afrontar la Copa América y las Eliminatorias. Esta vez, Chile contó con su contingente estelar. Sin embargo, los resultados nuevamente fueron escasos. Y polémicos.

En el torneo continental la Roja no pudo pasar de la ronda de grupos. Sumó dos triunfos frente a Bolivia (5-0) y Ecuador (2-1), pero las caídas con Uruguay (3-0) y Argentina (1-0) lo dejaron fuera de carrera por el título, que finalmente fue para la temida Brasil de Bebeto y Romario.

La Roja puso fin al proceso del ’88 con los duelos camino a Italia ’90 que cambiaron por completo la historia del balompié nacional. Chile y Brasil llegaban al último partido de grupo igualados en puntaje. Sin embargo, el pleito definitorio -disputado en el Maracaná- nunca llegó a su fin: el bengalazo que protagonizó Roberto “Cóndor” Rojas, el 3 de septiembre de ese año, dejó a Chile con un castigo que lo excluyó del Mundial 1990 y de las Eliminatorias para Estados Unidos 1994 y, además, expuso a Chile a su peor vergüenza deportiva de la historia.

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