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La política del fútbol

Harold Mayne-Nicholls lo propuso en redes sociales: la idea de un minuto de silencio para Camilo Catrillanca, el comunero mapuche asesinado en Ercilla. El 80 por ciento de las respuestas fueron del tono "¿qué tiene que ver el deporte con la política?". Luego vinieron las descalificaciones.

¿Tiene que ver la política con el deporte? Mucho.

Nelson Mandela, increíble visionario, se dio cuenta que la única manera de unir al país más polarizado del mundo, Sudáfrica, era a través del rugby. El deporte también es político, como todo lo que hacemos en nuestras vidas. Si los afroamericanos lograron igualar sus derechos civiles en Estados Unidos fue gracias a mártires como el doctor Martin Luther King y a Malcolm X. Y también a que Cassius Marcelus Clay pasó a llamarse Muhammad Alí. La semana pasada estuvieron en Santiago los All Blacks, el mejor ejemplo del mundo de la integración de las culturas ancestrales a través del deporte.

La selección chilena jugó en Temuco justo en el peak de la agitación social y política. La opción de que la Roja tomara parte de un acto, un gesto... algo, cualquier cosa, fue desechada rápidamente por Arturo Salah. "Es un tema que está afuera del fútbol", dijo categóricamente.

La visión del mundo, fundada en la dialéctica siniestra de la segunda parte del siglo pasado, hace que muchos tengan una concepción simple del universo: blanco o negro, izquierda o derecha, bueno o malo, rico o pobre, capitalista o comunista, etcétera... Y ojalá que ni se hable de política y religión para mantener la amistad.

Fueron los jugadores quienes le dieron una lección a sus dirigentes y al país. Jean Beausejour Coliqueo, orgulloso de su origen, tenía preparado "algo" para homenajear a su abuelo. Habló con los hondureños, amigos suyos y tipos con conciencia social, quienes estuvieron de acuerdo. Mal que mal, los catrachos saben de estas cosas: pasaron las penas de una guerra civil con la clasificación a una Copa del Mundo.

Armaron el círculo de honor, Gary Medel llevó la voz cantante y Beasejour se encargó de explicarlo: "Esto es una señal de paz, no lo interpreten de otra manera. Hay una lamentable coincidencia con la muerte de Camilo Catrillanca, pero la selección es transversal y nos une. Queremos que el conflicto de la Araucanía se supere. Todas las víctimas son lamentables, de ambos lados. No estamos tomando postura por ninguno de los dos. Queremos paz y justicia".

La política de los futbolistas no es mala. Al contrario, es noble, franca, comprometida y directa.