Hernández
Cobresal, una historia de otro tiempo
Cobresal demostró este fin de semana que tiene siete vidas. Y su cancha que se levantó para 8 mil personas y en 1986 agrandó para 20.752 con motivo de la Copa Libertadores volverá a ser de Primera.
Cobresal no es uno de los clubes más antiguos del fútbol chileno, tampoco cuenta con un número significativo de títulos ni actuaciones relevantes en sus escasas participaciones internacionales, pero sus casi 40 años están plagados de grandes historias, épicas e hitos impredecibles. El ascenso de este sábado en Calama no hace más que añadir un nuevo capítulo.
El empate frente a Cobreloa fue solo el último eslabón de una cadena que tuvo episodios tan variados como notables. Desde su inicio arrollador en la primera parte del campeonato hasta las dramáticas definiciones frente a Wanderers y los loínos. Entremedio, una montaña rusa, un rendimiento con altos y bajos como la gran mayoría de los equipos de la liga local. Pero, finalmente, lo que marca su temporada será, una vez más, que la victoria fue a lo Cobresal. Angustiosa. Con sangre, sudor y lágrimas. Incierta hasta la última exhalación.
En una época en que el profesionalismo ha alejado cada vez más a los futbolistas de los hinchas y los medios de comunicación no lograron escapar de la tendencia debiendo acudir a limitantes conferencias de prensa e impersonales seguimientos en las redes sociales, la relación entre los jugadores de Cobresal y los habitantes de El Salvador y adherentes del club es estrecha, franca e ineludible. Se topan diariamente en el supermercado o en el cajero automático. No podría ser de otra manera en un campamento minero cada vez más pequeño y donde el equipo es la mayor atracción para las siete mil personas que aún viven ahí. Un caso único. Novelesco.
Cuando el equipo fue campeón del Torneo de Clausura en 2015, el ex futbolista, comentarista y documentalista británico radicado hace más de 30 años en España, Michael Robinson, además de dedicarle un informe de su sello, definió la historia como un cuento de hadas, un hecho curioso y extraordinario. El ejemplo comparativo más cercano que halló fue el ascenso a primera división de de CF Extremadura a fines de los 90. Ese equipo, no solo no fue campeón de la liga hispana sino que apenas sobrevivió un par de temporadas en la máxima categoría. Su mejor expresión fue la segunda rueda de 1996/97 de la mano de tres conocidos nuestros Walter Silvani, José Basualdo y Carlos Fernando Navarro Montoya.
En su relato el Informe Robinson destaca como Manuel Pellegrini, zaguero de la U en 1986, decidió colgar los botines luego de que un desconocido delantero de Cobresal le diera un baile de aquellos. Ese ignoto ariete era Iván Zamorano. Dos nombres relevantes para la afición española y que el comentarista británico irlandés resalta para enfatizar la historia del club nortino.
Cobresal demostró este fin de semana que tiene siete vidas. Y su cancha que se levantó para 8 mil personas y en 1986 agrandó para 20.752 con motivo de la Copa Libertadores volverá a ser de Primera. Sí, el mismo estadio que en sus orígenes era un peladero y para construirlo hubo que llevar material de relleno desde Copiapó y sembrar semillas extranjeras. Su gente no olvida cuándo hace algunos años hubo severos problemas de agua en la ciudad. Durante un mes el campamento se abasteció con camiones aljibes, pero el pasto se salvó. El club lo cuidó, pese a la adversidad, como su bien más preciado. Muy pronto, en 2019, Colo Colo, la U y Universidad Católica regresarán ese rectángulo verde en medio del desierto, y aunque sabemos que será imposible completar si quiera un tercio del aforo del denominado estadio más grande del mundo, esas visitas estarán cargadas de simbolismo. Serán nuevas y singulares postales de un club extremadamente especial.
Imposible fue no recordar este sábado al equipo del 83 que ascendió a primera de la mano de Manuel Rodríguez, la campaña del 86 y su invicto en la Copa Libertadores, la conquista de la Copa Chile un año más tarde junto al título de Iván Zamorano como goleador del campeonato nacional o más recientemente la heroica permanencia de 2012, la clasificación a la Sudamericana en 2014 y el título de 2015. Este regreso a primera división también tiene reservada una página importante en la historia cobresalina. Bien por una institución seria, que mantiene los sueldos al día, no hace noticias en lo extradeportivo y brinda una sana alternativa de esparcimiento y desahogo al noble campamento minero de la tercera región.
Cobreloa, el cuarto grande del fútbol chileno, a seguir trabajando…