Un torneo ATP para Chile
El fervor por la clasificación del equipo chileno de Copa Davis a las Finales de octubre próximo en la Caja Mágica de Madrid permite volver a soñar con buenos tiempos para el tenis. Tanto que, pese a tener la Federación en estado de postguerra, arruinada, el talento de los jugadores y lo que despiertan en el público chileno da para ponerse a sacar cuentas optimistas.
Prueba latente de la crisis fue la pérdida del torneo ATP 250 de Viña del Mar. En 2014 se jugó la última edición. Christian Garin y Gonzalo Lama recibieron wild cards y los organizadores "salieron para atrás" en todos los aspectos. La razón es simple: al público chileno no le gusta el tenis; le gusta ir a ver tenistas chilenos que ganen.
En el paladar chilensis no hay neutralidad ni deseo de ir a aplaudir a los grandes talentos del mundo. Es así y no vale la pena analizarlo. De hecho, cuando Rafael Nadal estuvo en la Ciudad Jardín nunca jugó a estadio lleno, a diferencia de Marcelo Ríos quien siempre actuó con tribunas atiborradas. Siempre.
Hoy hay talento y figuras locales, la materia prima que hacía falta. Dos singlistas Top 100, uno de ellos Top 40; dos doblistas Top 80 y un promisorio Tomás Barrios que dará para mucho más. Suficiente con eso.
¿Los recursos? Los tiempos ya no están para que los Fillol o cualquier otra familia hipoteque su patrimonio. El Estado puede aportar a la realización, ya sea a través del Ministerio del Deporte o del de Economía y Turismo, e, incluso, cosechar ganancias tanto en imagen país o visualización internacional de las bondades de nuestra tierra. ¿O cómo cree que se justificaron las millonarias inversiones en los Dakar de los años recientes y en la Fórmula E?
Hay que poner manos a la obra. Y ojalá que no sea solo para el tenis.
El golf chileno tuvo tres ediciones exitosas del Chile Classic, torneo válido por el Web.com Tour (del PGA Tour) que le dejó interesantes ganancias a la agencia encargada de posicionar la imagen turística de Chile en el extranjero. Joaquín Niemann se merece jugar en casa algo más que el Abierto de Chile. Y los hinchas del golf se merecen ver en vivo y en directo al prodigio del golf criollo, pero en las grandes ligas.
Hay que ponerle manos a la obra.