Hernández
¿Despegue o veranito de San Juan?
Más allá de las formas y el predomino los empates, la secuencia de buenos resultados de los equipos chilenos, a excepción de la U, en los torneos internacionales es una buena noticia. La clasificación de Unión La Calera, el histórico empate de ante Fluminense en el Maracaná y el avance de Palestino en una doble llave de eliminación directa que integraban Deportivo Independiente de Medellín, Talleres de Córdoba y Sao Paulo revelan que estamos siendo competitivos nuevamente.
Como el fútbol no es una ciencia exacta y aunque parezca un contrasentido, en este deporte las estadísticas no son una ley. La buena campaña de los tres cuadros nacionales se sustenta en apenas una victoria –de Palestino ante Talleres en San Carlos de Apoquindo– y menos de un 40 por ciento de rendimiento. ¿Mal? En absoluto, hay una mejora evidente respecto de los últimos años y para muestra un botón: después de cuatro temporadas Chile volverá a tener tres equipos en la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Bien justamente por Palestino que en 2015 y tras eliminar a Nacional de Uruguay avanzó a la zona de grupos junto a la U y Colo Colo. De aquel plantel, permanecen Agustín Farías y Diego Rosende.
¿Qué explica la mejora? ¿Es un destape o solo un veranito de San Juan? Por lo pronto, cabe resaltar el fenómeno y rescatar las primeras conclusiones. A saber, el beneficio de ciertas decisiones como asignar un cupo a la Libertadores al campeón de la Copa Chile, la inversión en jugadores de primera división del fútbol argentino y el mayor respeto a los procesos derivado de la implementación de los torneos largos. Como dijo Pablo Mouche a ADN esta semana, “en Chile se juega bien, se busca más por abajo que en Argentina, pero con la misma intensidad”. Una opinión para tener en cuenta porque siempre se aseguró que a este lado de la cordillera el ritmo era inferior”.
No hay que echar en saco roto esta observación, que si bien viene de una parte interesada, está en línea con lo observado en varios partidos de la segunda fecha. El triunfo de Iquique sobre Católica fue precisamente una interesante expresión de dinámica, orden y pragmatismo del conjunto nortino.
En el fútbol no hay mejor vía para obtener buenos resultados que contratar adecuadamente y en equilibrio. Una ecuación nada de sencilla. La U, por ejemplo, no podemos decir que se reforzó mal, pero ¿fortaleció por igual todas las zonas del campo? Evidentemente, no. Si en el CDA se hizo una gestión de última hora por Luis Jiménez y a esta hora se negocia por Angelo Araos es porque la tarea estaba inconclusa y el cuadro azul lo pagó caro frente a Melgar.
La Calera, más allá de su modelo de negocio y el desarraigo de vender apenas se verifique una buena oportunidad, contrató muy por sobre la media de los equipos chilenos y ello le valió la clasificación ante Chapecoense. El enfoque varía dependiendo de la percepción de cada uno, pero el traspaso de Gabriel Arias, que acabó siendo un notorio perjuicio deportivo para el equipo cementero se transformó en un activo importante la para la selección. Hoy, con Marcelo Larrondo, puede ocurrir lo mismo. Quizá no llegue a diciembre, pero si tiene continuidad y se revaloriza, es ganancia para la Roja. La Calera existe y se administra con estas lógicas y si favorecen al fútbol chileno, bienvenido sea.
Está por verse cómo sigue el derrotero de los equipos chilenos y, especialmente, cuán competitivos serán Católica en la Libertadores y Colo Colo en la Sudamericana. Por ahora, la cosa va bien… o al menos mejor que en los últimos años donde salvo el oasis de los albos llegando a cuartos de final fue decepción tras decepción.