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CAUAS

El método que llevó a la cima a Klopp

"Un director técnico que pretenda convertirse en líder, debe obligatoriamente entregarles a sus deportistas confiabilidad y credibilidad".

Jurgen Klopp festeja tras su paso a la final de la Champions League.

Sería deseable que un entrenador a cargo de un equipo deportivo se constituyera, además, en un líder para sus deportistas. Sería lo óptimo. Pero convengamos que eso no siempre ocurre…

Esta disyuntiva teórica – práctica que por momentos se mantiene en el debate latente, ha cobrado su interés manifiesto por estos días, a partir de lo ocurrido con el Liverpool.

En primer lugar, un entrenador, independiente si ejerce su función en el ámbito formativo o competitivo, siempre debe procurar un ambiente de aprendizaje. Es decir, siempre debe generar condiciones técnicas (implementos, buen lugar físico, apoyo profesional, etc.) y emocionales para que el aprendizaje efectivo se vaya produciendo.

En esta última línea parece imprescindible que un entrenador tenga, al menos, la capacidad de equilibrio y autocontrol frente a las diversas contingencias que se van sucediendo. Esto aparece como regla fundamental en el deporte de iniciación cuando se está ante la presencia de niños, pero no debe visualizarse como excluyente cuando se está al mando de un grupo de profesionales adultos.

Hemos planteado en columnas anteriores que un líder puede orientarse hacia la tarea (cuando su centro de atención está puesto en la ejecución del trabajo), o bien centrado en la relación (si el objetivo está esencialmente en fomentar buenas relaciones interpersonales entre él y los miembros, y entre los propios miembros del equipo). Si tomamos como ejemplo a Marcelo Bielsa, nos daremos cuenta que su orientación es claramente hacia la tarea. A diferencia de otros entrenadores cuya propuesta incluye mucho más una orientación hacia la relación, pero sin dejar de lado su rol como adiestrador.

Un director técnico que pretenda convertirse en líder debe obligatoriamente entregarles a sus deportistas (liderados) confiabilidad, credibilidad y generarle un contexto que le permita trabajar tranquilo y sin miedos, para que estos puedan superar sus propios “conflictos deportivos”. En este sentido cabe la pregunta: ¿Para qué generar mayores trabas o dificultades de las que ya tienen?

Y justamente bajo esta premisa actúa Jürgen Klopp, su declaración: “El entretenimiento es el aspecto más importante del juego de fútbol. El mundo es demasiado serio, demasiados problemas para, además, hacer que el fútbol sea aburrido. Quiero ver a mis jugadores divirtiéndose”. De alguna forma trasunta esta dualidad de un líder de poder orientarse a la tarea y a la relación sin verlas con aspectos antagónicos. Muchos consideran a Klopp como un entrenador - psicólogo, por su lado humano y contención emocional. Y las respuestas de los jugadores salta a la vista, convirtiendo a un grupo de seres humanos en un equipo de futbolistas exitoso. Por ahí lo han definido como un conductor crítico, comprometido pero divertido y compañero de sus futbolistas.