La magia otra vez...
Hace años que el fútbol viene trabajando en poder traspasar de manera definitiva su anclaje en lo científico. Años atrás el aspecto físico y nutricional deambulaban entre el límite de lo estudiado e investigado y lo que "se decía que hacía bien (por experiencia o simple ocurrencia)". Así muchas veces algunas "pócimas" ingeridas de manera milagrosa generaban efectos en el rendimiento deportivo del futbolista.
Hoy, en pleno siglo XXI está pelea se ha ido ganando y cada vez nos acercamos más a preparar a un futbolista sobre información obtenida mediante investigaciones realizadas con rigurosidad y de acuerdo al método científico.
Lo mencionado anteriormente es válido también para un área como la psicológica, que evidentemente en el pasado estuvo muy alejada de estos métodos más científicos y trabajada desde ámbitos poco demostrables.
Por eso hoy nos parece que el trabajo psicológico en el contexto deportivo debe estar centrado, primero que todo, en metodologías estudiadas y probadas, sobre todo porque en estos últimos 10 años tenemos más información, de la que históricamente teníamos, acerca del funcionamiento de nuestro cerebro, gracias al gran impulso que hemos obtenido de las neurociencias, con datos evidenciables. Pero por sobre todo nos parece que está labor tiene que estar llevada a cabo por profesionales con estudios formales y acabados en esta línea, tal cual ocurre con otras ciencias del ámbito deportivo como la de los preparadores físicos, los kinésiologos y los médicos.
Por estos días hemos tenido más información de la labor que realiza Orlando Caicedo en la Selección chilena. Es odontólogo de profesión, pero con estudios básicos en terapia pránica y cuenta con la confianza de Reinaldo Rueda para realizar trabajo psicológico y mental en la Roja.
Dada la información traspasada por estos días durante la Copa América de Brasil, es posible observar que la labor de Caicedo deambula entre métodos poco utilizados en el fútbol, que carecen de respaldo y algunas técnicas psicológicas, lo que tienden a confundir verdaderamente la labor que realiza un psicólogo especializado en deportes. Nos parece que un psicólogo con años de estudios y especialización, cuenta finalmente no solo con una, sino que con una serie de herramientas probadas para trabajar aspectos mentales.
Por tanto, la labor profesional es necesaria respetarla así como se respeta, por ejemplo, en la medicina. ¿O alguien se atrevería operarse con una persona que solo tenga algunos estudios básicos de medicina? Me parece que no.