Fracaso y crisis profunda
Tal vez pocas veces existió tanta coincidencia en que Mario Salas debía ser el entrenador de Colo Colo. Sus éxitos en la UC y sus notables torneos con Sporting Cristal lo hacían el ideal para tomar el Cacique. Sin embargo, a nueve meses de su llegada, el balance es sombrío y el futuro incierto.
Una traumática eliminación en primera ronda de la Copa Sudamericana ante la Universidad Católica de Ecuador, un equipo con escasa tradición internacional. Primer fracaso y con todas sus letras. Sin excusas.
Más allá de lo matemático, el Cacique ya está fuera de la lucha por el torneo a tres meses del final. Segundo fracaso. Es un equipo sin ideas, sin estilo, desconcentrado siempre en los primeros minutos de los partidos, con pocas variantes tácticas. Colo Colo siempre juega con el mismo esquema y los cambios nunca son para buscar otras alternativas y sorprender de alguna manera al rival. Es un equipo predecible.
Otro punto en contra. No ha ganado ninguno de los clásicos. Perdió de mala forma ante la UC y sólo empató ante una U que ya comenzaba con su crisis.
En los fichajes tampoco le ha apuntado. Su gran apuesta fue Gabriel Costa y no ha resultado. Pero más allá de eso, ha insistido con él una y otra vez, pese a que el rendimiento va en permanente descenso. Rara vez lo ha dejado en la banca y no ha sido igual de severo que con otros miembros del plantel.
Además, en este mercado pudo intentar cambiar su historia con alguna contratación, pero sólo llegó Iván Rossi. Y fue por urgencia, no por que el DT quisiera reforzar el mediocampo. Sin Valdivia ni Valdés, solo tiene a Villanueva para generar juego y el juvenil no ha podido con el peso de ser el '10' del equipo.
Tampoco hay otro '9' confiable más allá de Paredes. En un semestre quedó más que claro que ni Vilches ni Parraguez están a la altura para suplirlo. Y la otra alternativa, Iván Morales, está cortado y aún el DT no da una explicación contundente de su decisión. El joven atacante, sin ser brillante, en varios partidos fue aporte y eso que sin jugar en su posición natural de centrodelantero.
Así, queda claro que el ciclo del entrenador está en su peor momento y, además, no se ven opciones de mejorar. Es válido que el DT vea el fútbol solo de una forma, pero si esa fórmula no funciona, es su deber buscar alternativas, adaptarse a lo que hay en plantel para tener variantes y sacarle rendimiento a cada uno de sus futbolistas. Eso no significará renunciar a sus principios futbolísticos, más bien será mostrar pragmatismo e inteligencia para salir de una crisis que parece ser muy profunda.