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REPORTAJE AS

La cronología del día que Rueda unió a Honduras tras un Golpe de Estado

El entrenador colombiano encabezó una campaña que llevó al país a un Mundial después de 28 años. Cuatro meses antes, el presidente Manuel Zelaya había sido derrocado.

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La cronología del día que Rueda unió a Honduras tras un Golpe de Estado

Recién transcurrían las cinco de la mañana del 28 de junio del 2009, cuando las fuerzas militares ingresaron a la casa del presidente Manuel Zelaya en Honduras. Era un Golpe de Estado, el clímax de una ruptura social que solo un equipo de fútbol logró interrumpir: la Selección de Honduras que encabezaba Reinaldo Rueda, quien este martes regresa al Olímpico Metropolitano como DT de la Roja. Una historia que mezcla la peor cara de la política con el lado más optimista de un deporte, y de un entrenador, que movilizó a todos.

Manuel Zelaya asumió la presidencia en enero del 2006. El quiebre del país, según describió él mismo en el documental “A Common Goal”, se produjo por dos motivos: “Cambié la fórmula de los combustibles y las compañías petroleras amenazaron con desabastecer al país”. Tras eso, se acercó a Hugo Chavez, quien “nos dio una mano con Petrocaribe”.

En paralelo, Venezuela formaba la Alianza Bolivariana para las América (ALBA) junto a Nicaragua, Cuba, Bolivia y Ecuador. El mandatario hondureño no solo manifestó su intención de formar parte de ese tratado, sino que invitó a Chavez al país el 2008. Una frase del líder socialista en ese territorio complicó más el panorama: “Quien se opone al ALBA es un vende patria o un ignorante”.

La Selección, ese mismo año, iniciaba la tercera fase de las Eliminatorias en un grupo que también incluía a México, Jamaica y Canadá. El elenco de Reinaldo Rueda terminó en el primer lugar con 12 puntos gracias a cuatro triunfos y dos derrotas.

Dos noches que no olvidan

La tensión política aumentó el 2009, mientras Honduras se acercaba al Mundial. El entonces presidente Zelaya propuso una cuarta urna en las próximas elecciones para manifestarse a favor o en contra de crear una nueva constitución. La oposición calificó el acto de “ilegal” y decidió su próxima acción: un Golpe de Estado sorpresivo, mientras Zelaya dormía.

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Cuando eran las 5:20 de la mañana, empecé a escuchar disparos. Estaba con pijama y bajé a ver qué pasaba… Eran militares, con pasamontañas, máscaras y metralletas. Ellos me llevaron en un vehículo al aeropuerto, a una base militar administrada por Estados Unidos. Estuvimos 20 minutos y luego me dejaron en una pista de Costa Rica”, contó Zelaya. La situación provocó múltiples manifestaciones tanto a nivel nacional como internacional.

Curiosamente el primer partido de la Selección después del Golpe de Estado fue contra Costa Rica, un 12 de agosto. Era la sexta jornada de la cuarta fase, y en el plantel lo vivían con temor. Había amenazas de boicot. Rueda los intentaba aislar, pero no se podía. “Era imposible olvidarse de eso. Si la Selección perdía, todo iba a ser un caos”, señaló Carlos Pavón después.

Honduras ganó 4-0 y dio un pase grande en el camino a Sudáfrica.

El proceso finalmente se coronó un 14 de octubre del 2009, con una victoria por 1-0 ante El Salvador. Estados Unidos ayudó con su agónico empate ante Costa Rica. Así se acababa una racha de 28 años sin ir al Mundial, lo que provocó un increíble festejo en las calles. La gente que días antes peleaba por el gobierno, gracias a un gol reían juntos. Y lloraban, también.

Jorge Jiménez, ex DT interino de Honduras, lo explicó así en entrevista con AS: “Habían sido meses duros y la clasificación al Mundial creo que aceleró el proceso de reconstrucción del país. Gracias a Rueda nos volvimos a unir y nos volvimos a sentir como un solo país”, dijo en noviembre del 2018, cuando Honduras fue a jugar un amistoso en Temuco.

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El desconocido discurso de Rueda en Honduras

En enero del 2010, después de las elecciones de noviembre, Porfirio Lobo asumió como nuevo presidente de Honduras. Al estadio Nacional de Tegucigalpa llegaron varios invitados. Uno de ellos, Reinaldo Rueda, quien dio un discurso en la ceremonia de investidura. Sus palabras generaron una ovación.

El entrenador colombiano entregó emotivos mensajes. Esa tarde, y cada vez que le tocó hablar del contexto político: “Honduras no se puede olvidar de esa lección. Que si hay unión y respeto, se pueden lograr las metas fijadas”, era su lema. Se transformó casi en un símbolo de la paz, y por eso le entregaron la nacionalización. Esta noche será un adversario en San Pedro Sula, pero su legado en el pasado jamás se borrará.