El negativo liderazgo de Bravo
Cada vez que Chile pierde, las dudas del proceso de Reinaldo Rueda se multiplican. Es en esos momentos donde se necesita un líder que hable claro, que explique, que asuma la responsabilidad, pero que también sea capaz de tranquilizar el ambiente. Bravo, hizo todo lo contrario tras la derrota con Honduras.
El portero no hizo más que abrir un nuevo foco de conflicto, como si con el otro problema interno, donde el es protagonista principal, no bastara. "Marcelo Díaz es un jugador muy importante y tiene que estar acá", dijo.
O sea, cuestionó de manera pública una decisión del entrenador Reinaldo Rueda y, de paso, puso en duda el aporte de quienes pueden ocupar esa posición en el campo. Erick Pulgar fue una de las grandes figuras en Copa América, brilla en Italia y tiene ese lugar más que ganado.
Ahora apareció Claudio Baeza, antes fue Esteban Pavez y Lorenzo Reyes poco a poco recupera su nivel tras la grave lesión. Es decir, variantes hay y Rueda tiene más que claro con quiénes contar. No es necesario que Bravo lo 'aconseje' públicamente.
Algo similar hizo durante la Copa América. No fue capaz de contenerse y decidió hablar justo despues de la derrota ante Perú y en medio de los múltiples cuestionamientos al rendimiento de Gabriel Arias. Otra vez abrió un nuevo foco de conflicto y en el momento menos indicado. Además, fue muy poco solidario con su colega del arco.
"No tengo que pedir perdón, no tengo que darle explicaciones a nadie", fue otra de sus poco conciliadoras frases en esa oportunidad.
Esta actitud de Bravo comienza a ser recurrente y ayuda muy poco. Su vuelta es una buena noticia en lo futbolístico, pero también denota que no ha aprendido muy bien la lección del motivo que lo mantuvo alejado por dos años del equipo.
En resumen, en todas sus últimas intervenciones solo ha aportado más tensión a la interna y eso está muy lejos de ser el rol de un líder positivo y experimentado.