Una triste realidad en la Roja
Esta es otra Roja. No es la que ganaba siempre ni la de juego vistoso. Tampoco es esa que daba seguridad y tranquilidad cada vez que salía a enfrentar a un nuevo desafío. Ya no están los mismos, y los pocos que se mantienen, son jugadores distintos a esos que encumbraron a la Generación Dorada.
Sánchez ya no está en su peak, Medel e Isla viven sus últimas temporadas en Europa, Bravo juega poco y nada en su equipo y tal vez Vidal es el único que mantiene el rendimiento de antaño. Por todo esto, Rueda debía hacer el trabajo sucio del recambio, ese del que rehuyeron los entrenadores anteriores. Y nadie puede decir que 'no ha hecho la pega'.
El colombiano ha buscado por todos lados, pero su frase tras el partido ante Guinea fue decidora. "Esto es lo que tenemos; muchos son suplentes en sus equipos y no hay más", dijo.
Debió llamar a un chileno que juega en la segunda categoría de Noruega como Niklas Castro, le dio el peso del ataque a un jugador como Felipe Mora que es suplente en México, intentó rescatar a un Christian Bravo que cuando jugaba en la liga chilena no destacaba. Y así hay muchos ejemplos.
De hecho, alguna vez el propio entrenador nombró a 14 jugadores que se le han 'perdido' durante su proceso: Enzo Roco, Ángelo Araos, Pablo Galdames, Jimmy Martínez, Martín Rodríguez, entre otros. En un país con pocos jugadores, perder 14 nombres es una brutalidad. Ninguno juega y eran los llamados al recambio, los plan B. Y si ellos no tienen regularidad en sus equipos, poco se puede hacer. La búsqueda debe seguir, pero hay que poner todo en un contexto. Esta es la nueva realidad de la Roja y, por cierto, volvemos al estado más usual durante toda la historia de nuestro fútbol.
Lo del bicampeonato de América y las participaciones mundialistas fueron sólo un paréntesis gracias a una generación espontánea. Ahora hay que adecuarse, trabajar, probar y seguir buscando, aunque eso ya no es tan fácil y ha pasado a ser una tarea muy impopular para el entrenador.