Es cierto que Arturo Vidal no ha sido el más vehemente ni el más firme en sus declaraciones producto del estallido social en Chile. Al lado de Charles Aránguiz, por ejemplo, parece cauto y conservador, pero convertirlo en el blanco de las críticas es, a todas luces, injusto.
En ningún caso minimiza el movimiento ni sus consecuencias, sólo expresa su deseo ante una consulta que 'induce' un tanto su mensaje. Por todo esto, hay que tener cuidado, sobre todo en un momento tan complicado. Vidal no es el enemigo.