El principal enemigo del cerebro del futbolista
Ya hemos comentado en columnas anteriores como la neurociencia (estudio del funcionamiento del cerebro) ha ido teniendo un tremendo rol para entender y predecir conductas en los seres humanos. Uno de los hallazgos más importantes ha sido entender que nuestro cerebro tiene la tendencia natural hacia lo negativo, ya que su función esencial es ayudarnos a sobrevivir. Se fija, por lo tanto, en lo amenazante y en todo aquello que podría producir un atentado contra la supervivencia (esto explica, en gran medida, por qué resulta más fácil hablar mal que bien de las personas o por qué tenemos la tendencia de fijarnos más en lo negativo).
Dentro de los estudios realizados en los últimos años, se ha podido determinar además que el cerebro es el órgano más tóxico de nuestro cuerpo. Solo basta un par de minutos “sin limpieza” para que aquella basura generada por los procesos cerebrales genere la “muerte del cerebro” (de ahí la importancia de la respiración como principal mecanismo de limpieza y renovación cerebral).
Todo esto además es complementando por otra característica del cerebro: la constante búsqueda, persecución y actuación bajo la certidumbre. En todo momento, nuestro cerebro busca tener certezas, ya sea completando información o cerrando procesos. Tanto es así, que incluso prefiere “enterarse” de malas noticias, que permanecer en la incertidumbre, porque ésta es su principal enemigo.
No tener claro ni qué, ni cómo, ni cuándo es terrible para el cerebro. Ello impide que funcione eficazmente. Necesita planificación, establecimiento de un objetivo, una meta para movilizarse y salir de la zona de confort.
Por estos días, y ante la incertidumbre de lo que sucederá con el término del Campeonato Nacional, es perfectamente comprensible que los cerebros de los futbolistas no estén funcionando bien. Es entendible que pueda existir confusión, ansiedad, frustración, pensamientos dicotómicos (declaraciones confusas o contradictorias) y en general sensaciones no experimentadas anteriormente. Sus cerebros se encuentra con demasiada incertidumbre, más de la tolerable, y potenciados además por la escasa posibilidad de poder controlar y/o cambiar directamente lo que está sucediendo.
Si a esto además le sumamos el contagio emocional entre los miembros del equipo, por ejemplo, mediante el mecanismo denominado neuronas o células espejo (uno de los grandes descubrimientos de las neurociencias en el último tiempo), tendremos evidentemente razones contundentes para entender lo que pueden estar viviendo los futbolistas por estos días.
Esperamos que la situación del país pueda permitir un cierre adecuado del Campeonato Nacional. De esta manera, se regenerarían los cerebros de los jugadores, reinstalando las certidumbres que necesitan para funcionar de manera eficiente.