Hernández
Una oportunidad para ser mejores
En medio de la peor crisis sanitaria y económica del siglo los alcances para los deportes más profesionalizados del mundo están a la vista: la postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio, Eurocopa, Copa América y Wimbledon, entre otros. Esto, sumado a la incierta recalendarización dentro de la temporada 2020 de eventos como las ligas de fútbol de Europa, Norte, Centro y Sudamérica, Clasificatorias al Mundial de Qatar, Copas Libertadores y Sudamericana, Fórmula 1, NBA, NFL, Fórmula E y un sinfín de competencias de distinto calibre, tiene en vilo al mundo del deportes y a sus cientos de millones de seguidores alrededor del mundo.
Si bien el deporte es una industria relevante para muchísima gente, sabemos que hoy la prioridad no está en los estadios, clubes, camarines y oficinas de los dirigentes. Está en cuidarse y, dependiendo de la realidad de cada país, someterse a cuarentenas voluntarias u obligatorias. Y, sobre todo, en reducir al máximo los riesgos de la gente que por distintos motivos sigue circulando. Lamentablemente, la pandemia está lejos de ser controlada y pese a los esfuerzos de la comunidad científica mundial las víctimas irán en aumento durante las próximas semanas. Es la cruda realidad.
En medio de este desolador panorama, hay historias que deben rescatarse. Porque al final del día una catástrofe de esta magnitud muestra la dimensión humana de los deportistas de elite cuyos privilegios por estos días les permiten básicamente estar aislados en residencias acomodadas, pero no mucho más. Ese confinamiento, más allá del lujo, y ante la incertidumbre que reina en el planeta, los sitúa mucho más cerca de nosotros, con el mismo problema de base. Probablemente, los remite a sus inicios, acerca a sus familias, hace ver como tipos de carne y hueso y no como unos inalcanzables mega cracks del deporte mundial. Hoy el yate de Cristiano Ronaldo está en la marina, sus autos de alta gama en la cochera, su patrimonio repartido en bancos o en inversiones de distinto tipo, pero de seguro el afán de CR7 está, buena parte del día, en hacer familia, enseñarle a sus hijos los cuidados que deben tener y aportar como lo hizo cediendo el uso de varios hoteles en Portugal. Lo primero aplica para muchos de nosotros.
En la realidad local hay que destacar la iniciativa de Arturo Vidal y Gary Medel a través de la Cruz Roja como también que se hayan sumado, en su estilo, Marcelo Ríos y otros jugadores como Jorge Valdivia y Mauricio Pinilla. Hay miles de maneras de aportar o demostrar que la crisis no es indiferente para nadie. Esta es una forma solidaria de hacerlo. Bien pudieron haberse mantenido al margen y no lo hicieron. Esto corre para la ANFP que puso a disposición Juan Pinto Durán o Colo Colo con las dependencias del Estadio Monumental. Da lo mismo si los recintos después se ocupan o no. Hay que valorar el gesto. Humanizar la actividad, una industria que a nivel local ha estado marcada en los últimos años por reiterados episodios polémicos y de alta tensión, en distintos ámbitos. La brutal lección de vulnerabilidad que estamos recibiendo invita a la reflexión y tolerancia aunque en el fútbol chileno varios dirigentes siguen pensando solo con el bolsillo. Es razonable y necesario adoptar medidas de mitigación pero no solo a costa de los jugadores. Barcelona hay uno solo. En Chile las diferencias salariales entre los clubes de primera y ascenso son significativas.
Por otro lado, si bien las redes sociales llegaron para quedarse y seguirán siendo la principal vía de comunicación de los futbolistas top esperemos que esta crisis aplaque también la feroz desconfianza que existe entre los deportistas y los medios. Estos últimos como intermediarios y portavoces de las inquietudes de los hinchas y amantes del deporte han sido no pocas veces despreciados. Qué saludable sería que se reactivara la sana práctica de hablar, de contestar el teléfono, de relacionarse de manera simétrica.
Hace algunos días Felipe Mora ofreció una entrevista desde Portland a Los Tenores de ADN. El ex ariete de la U, que lucha por convertirse en el 9 de la Roja, pidió previamente que la nota fuera breve porque no tiene el hábito de conversar con los medios. La entrevista, finalmente, se extendió durante un cuarto de hora, un diálogo amable que transitó desde la preocupación por su salud hasta la adaptación al fútbol estadounidense. La charla fue soltando a Mora que aprovechó de saludar a su familia en Chile que estaba escuchando y con humor incluso pasó el aviso del taller automotriz de su padre en La Cisterna. De eso se trata, de conversar, entendernos, respetarnos, pasarlo bien y comprender el rol del otro.
El virus no se va a convertir en una buena persona. Pero nosotros podemos ser mejores que hasta ahora.