Hernández
El desalojo
Primero fue un secreto a voces. Luego un proyecto público. Y desde hace algunos días un hecho concreto: el Ministerio de Vivienda y Urbanismo y la Municipalidad de las Condes firmaron un convenio para levantar viviendas sociales e instalar áreas verdes en la calle Cerro Colorado entre Américo Vespucio y Alonso de Córdova. Sí, en el predio de cuatro hectáreas donde actualmente se encuentran las oficinas y canchas de la Federación de Tenis de Chile.
La historia tiene larga data y se remonta a una disputa anterior entre las municipalidades de Vitacura y las Condes por un terreno ubicado más al oriente y propiedad del municipio dirigido por Joaquín Lavín. Como ambas alcaldías no lograron ponerse de acuerdo el proyecto finalmente se trasladó a Cerro Colorado donde el órgano rector del tenis chileno tiene los meses contados.
Si bien el proyecto dispone de un plazo de ejecución de dos años y pocos podrían cuestionar su inédita lógica de integración para el sector (aunque probablemente los vecinos directos tendrán su propia postura) el destino quiso que el perjuicio fuese para el deporte más exitoso en la historia de Chile. Nada que hacer. El tenis no tiene cómo competir frente a una iniciativa social de semejante envergadura.
Más allá de la relación de hechos y la validez de un proyecto de esta naturaleza, lo lamentable es cómo a través de los años y bajo distintos gobiernos, el tenis no fue capaz de generar las condiciones para conseguir un comodato por un plazo mayor a cinco años. Ese lapso, que se estableció en el acuerdo original de mediados de 2012, no permitió desarrollar un real proyecto de infraestructura salvo las oficinas modulares de la entidad. Hubo pequeñas inversiones pero nada de lo que realmente se requería y acorde al enorme potencial del recinto. En un lustro, imposible.
Hoy, a meses del desalojo, se hace imposible no recordar las declaraciones del presidente de la época José Hinzpeter: “Cerro Colorado será sede de los torneos de la federación y el lugar de entrenamiento de las selecciones, vendrán las academias de todo Santiago y tendremos lugares para que juegue la gente de provincia. Un ex tenista, que elegiremos en marzo, estará a cargo de este proyecto”. El plan era hacer un buen trabajo y que al momento de la renovación del comodato se pudiera fijar un plazo mucho más largo para atraer inversionistas y construir un centro de estándar internacional.
Como sabemos nada de eso ocurrió, del court central para dos mil quinientas personas y el mejoramiento de las 22 cancha solo quedó la maqueta. Un subarrendamiento para canchas de pádel y la ampliación de las oficinas acabaron siendo las únicas transformaciones del lugar.
El fallido gran centro tenístico se explica en múltiples factores. Pero hay uno determinante: la falta de credibilidad de las autoridades del tenis chileno. Hinzpeter, que con visión y muñeca política consiguió el recinto, terminó cuestionado, enemistado con varios referentes y la federación intervenida a causa de su administración. Ulises Cerca poco pudo hacer antes las acreencias, el fuego interno y la marca implacable del IND. Y hoy Sergio Elías, que logró recuperar la autonomía financiera y servir poco a poco las deudas de la administración Hinzpeter, se quedó sin margen para defender las instalaciones.
Aunque por definición una federación no debiera necesariamente depender de un reciento para desarrollar sus políticas lo deseable, lo que hacen las entidades del primer mundo, es contar con una o más sedes para capacitar a los profesores, entrenar a las selecciones menores y hacer campeonatos de la más diversa índole. Chile por su historia debería estar, guardando las proporciones, en la misma línea. Salir de Cerro Colorado es una pérdida invaluable y una nueva derrota para el deporte, con largueza, más ganador del olimpismo chileno.
En el papel, la federación se trasladará a Estadio Nacional donde un ambicioso proyecto de la familia Fillol con el aval del IND de cara a los Panamericanos de 2023 busca modernizar el court central y su entorno. El atractivo plan, sin embargo, ha sufrido recortes, ajustes conceptuales y está aún en fase de anteproyecto. Habrá que esperar si ve la luz, si la economía se recupera en el mediano plazo y se cumplen las expectativas. Mientras tanto, en infraestructura, el tenis sigue postergado.