Protocolo ANFP: un desafío al trabajo en equipo
Por estos días se discute la fecha del retorno competitivo al fútbol. Por un lado tenemos equipos que ya se encuentran entrenando en cancha, otros que tienen programado retorno para la próxima semana y finalmente otros equipos que aún no pueden, ni siquiera visualizar, la fecha exacta de retorno a los entrenamientos.
Pese a ello la ANFP en conjunto con especialistas ya ha fijado una fecha de posible retorno a las competencias. Se trata del viernes 31 de julio. Junto a ello han elaborado un protocolo para hacer más seguro el retorno, tomando en consideración el estado actual de la pandemia y las recomendaciones entregadas por el Ministerio de Salud.
Entre ellas, hay varias que implicarán varios cambios y adaptaciones, no solo desde lo sanitario, como la aplicación de test rápidos un día antes de la competencia o las reuniones de telemedicina 48 horas previo a los entrenamientos. También habrá medidas inéditas para un deporte como el fútbol que cambiarán, por un buen tiempo, las rutinas y modos de funcionamiento tradicionales al interior de los equipos.
Por ejemplo, se plantea que los entrenamientos deberán establecerse en pequeños grupos y en diversos sectores de la cancha, es decir, en teoría las prácticas en las que el plantel en su totalidad, ya no podrán ser. También se plantea que no existirán concentraciones para los equipos locales. Otra medida que se adoptaría tiene relación con los viajes, donde cada equipo deberá hacerlo en dos grupos. Finalmente hay otra medida muy importante: previo al partido los titulares se equiparán en un camarín distinto al de los suplentes.
¿Concretamente en qué podrían afectar estas medidas protocolares de la ANFP el rendimiento de los equipos?
Si en términos normales o pre-pandemia, ya era un desafío mantener cohesionado a un plantel y desarrollar el trabajo en equipo, estas medidas generarán un desafío mayor aún. Muchas de estas, si es que se llegan a implementar verdaderamente, afectarán la operatoria de los jugadores en lo colectivo.
Primero porque habrán menos instancias para interactuar desde lo social (no compartirán espacios en camarines y tampoco en cancha), los viajes serán más exprés y divididos. Y en cuanto a la cohesión de tarea podría verse dificultada por la nueva forma de trabajar en la cancha. Serán trabajos por turnos, sectorizados y en donde no habrá presencia de todos al mismo tiempo.
Por ello es que los cuerpos técnicos deberán incluir necesariamente en sus planificaciones, distintas metodologías que apunten a no perder el espíritu de equipo ni la unión entre los jugadores.
Claramente habrá que seguir utilizando herramientas virtuales para poder continuar manteniendo al grupo unido en torno a la meta colectiva. Quizás, además habrá que desarrollar otro tipo de estrategias más efectivas para no perder el foco y la meta colectiva.
Esto sin duda alguna, entre muchas otras cosas, constituirá un gran desafío a resolver para el retorno a las prácticas y los partidos.