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Hernández

El robo del siglo

El robo del siglo
MATILDE CAMPODONICOREUTERS

La estadística fina no existe, pero la tendencia sí, y es más que evidente. Desde el estreno del VAR en las canchas del mundo, la inmensa mayoría de las jugadas similares a la mano de Sebastián Coates en el estadio Centenario se cobra como penal. Ergo, es penal. Aquí y en la China aunque no en Montevideo y la cabeza del árbitro paraguayo Eber Aquino y los ágiles que lo asistieron en el camión del VAR con una decena de monitores 4K, full HD, de última generación.

La imagen es concluyente porque más allá de que el zaguero uruguayo no tuvo la intención de interceptar el balón, cuestión irrelevante desde el aspecto reglamentario, su brazo está separado del cuerpo, varios centímetros, no es interpretable. Perdón, sí lo es. Para Aquino, los muchachos del VAR… y, dentro del impredecible universo de especialistas y opinólogos, para Javier Castrilli.

Según el exjuez de hierro, Coates tiró el brazo hacia atrás, quiso sacarlo incluso. Correcto. No fue una mano adrede. El problema es que hoy esa consideración no cuenta, no incide, no es factor. Castrilli opina con sentido futbolero, ok, pero con un reglamento obsoleto en su cabeza. Esta desactualizado. Next. No más preguntas señor juez.

¿Qué pasó por la cabeza de Aquino? Simple, no vio la mano o no la quiso ver. Con el Centenario vació no era tan difícil hacer lo correcto, lo que dicta la norma, pero arrugó escandalosamente y sus socios del camión del VAR que tantas pruebas y tomas pusieron a su disposición en el penal de Sebastián Vegas brillaron por su pasividad.

Si bien Aquino es el responsable principal, no puede quedar indiferente la actuación del equipo de video asistencia referíl que no le avisó al paraguayo de la jugada hasta que la maniobra culminó en otro sector de la cancha, con un lateral, varios segundos después. Un mega error de criterio que pone en cuestionamiento un sistema tecnológico que costó millones de dólares y, supuestamente, llegaba para establecer parámetros objetivos, de justicia, tras décadas de cobros dudosos y favorecer a los equipos y selecciones de mayor tradición y peso político.

Este viernes, hidalgamente, la prensa uruguaya admitió que el VAR “esta vez le dio puntos importantes a Uruguay sobre Chile”. “Hubo un claro penal de Coates con el juego 1 a 1 que ni el árbitro ni la cabina concedió”. A confesión de partes, relevo de pruebas.

Como las malas nunca vienen solas, Chile, sabemos, perdió a los 93 tras un despeje frontal de Francisco Sierralta, astutamente desestabilizado por Luis Suárez. El rechazó lo recogió un solitario Maxi Gómez y fin de la historia. Pesadilla completa.

El consuelo, al menos, es que Chile jugó bien, hubo actuaciones relevantes de jugadores jóvenes y se confirmó el estupendo momento de Vidal y Alexis. Como para cerrar los ojos y creer aunque el despojo haya sido vergonzoso.