No fue solo un punto
Así como los triunfos son capaces de tapar muchas cosas negativas, los malos resultados esconden varios aspectos destacables y útiles para el futuro. Chile obtuvo solo un punto de seis, está séptimo entre 10 equipos y el inicio es casi el peor posible, pero no hay que centrarse solo eso.
Los puntos, trascendentales para lograr el objetivo, por cierto, nos tienen en mal pie, pero siempre es necesario ver más allá una vez que pasa la rabia y la desazón de dos partidos que quisiéramos olvidar.
Vamos por parte. Los pronósticos antes del partido ante Uruguay eran lapidarios. La Roja tenía cinco titulares menos y no eran nombres fáciles de sustituir. Bravo, Isla y Medel son parte de la columna vertebral del equipo, mientras que Maripán y Pulgar son los dos nombres 'nuevos' que mejor han funcionado en la era Rueda.
Así, el pesimismo cundía, pero el equipo nacional sorprendió. Fue un planteamiento inteligente del DT y los nombres elegidos para suplir a las ilustres ausencias no fueron fruto del azar. Sebastián Vegas y Paulo Díaz fueron los defensores centrales frente a Argentina en septiembre pasado, en el Memorial Coliseum de Los Angeles. El resultado fue 0-0. Francisco Sierralta fue titular en el ninguneado amistoso contra Guinea en Alicante, el último partido oficial de La Roja antes de enfrentar a Uruguay. Fue hace un año. Y al final, pese a todo, Chile nunca había estado tan cerca de ganar en el Centenario. Solo la mano negra del VAR y el discretísimo Eber Aquino lo impidieron.
En ese partido también apareció y rindió de gran forma Nicolás Díaz, el mejor evaluado en el Preolímpico Sub 23 de Colombia. El recambio es un trabajo silencioso, poco grato en un país donde nos malacostumbramos a ganar siempre y donde todo es blanco o negro. Si se gana son todos buenos, si se pierde son todos malos y Rueda debe irse. Un análisis simplista, por decir lo menos. Más aún opinar solo sobre la base de un resultado y no ir más allá.