Las 3 fórmulas de Caputto que no dieron con la solución
El DT varió los sistemas de juego, intentando frenar la irregularidad, pero el nivel de los azules solo en momentos evidenció el repunte que se esperaba.
Hernán Caputto vive el momento más difícil en Universidad de Chile. Los azules cayeron por 1-0 ante Universidad de Concepción, evidenciando otra vez un juego sin luces y que tampoco consigue los resultados ansiados. Un mal cierre de la primera rueda del Campeonato Nacional, segmento de la temporada en la que el DT recurrió a tres sistemas de juego en una búsqueda incesante de elevados niveles de desempeño.
Considerando la organización espacial de la U al momento de comenzar cada partido durante la mitad inicial del torneo, Caputto empleó los esquemas 1-4-3-1-2, 1-4-4-2 y 1-4-2-3-1. Después en cada encuentro, y también de acuerdo al trámite del juego, el ordenamiento posicional varió o se mantuvo, pero lo concreto es que los mencionados sistemas tácticos han sido la huella que el DT ha mostrado en 2020.
1-4-3-1-2
Los azules comenzaron la temporada con una derrota por 2-1 ante Huachipato, en Talcahuano. Ese lejano 26 de enero, el elenco dirigido por Caputto se estrenó en el campeonato con el esquema posicional 1-4-3-1-2, lo que a la larga resultó premonitorio de lo que acontecería posteriormente.
En efecto, es la distribución espacial más empleada por el DT (53%). La U disputó 9 partidos bajo las directrices tacticas del sistema de juego. Aparte del duelo ante los acereros, el cuadro estudiantil formó así también contra O'Higgins y Everton antes de la detención por la pandemia. Luego lo hizo de esta forma contra Palestino, Colo Colo, Iquique, Cobresal, Unión Española y Universidad Católica.
Seguramente, este último encuentro es la presentación más baja de los azules en el año. Fueron superados en todo plano, lo que generó consecuencias. A partir de esa fecha 13 del torneo, Caputto no volvió a utilizar el sistema de juego.
La controvesia furbolística con este esquema posicional siempre ha sido la ubicación de Pablo Aránguiz, quien hoy se recupera de una cirugía en el pie. El DT lo alinéo como mediocampista interior izquierdo, función que en ocasiones lo desgastó en labores defensivas, quedando muy retrasado para interactuar con Walter Montillo en la construcción de juego.
1-4-2-3-1
Los azules cayeron ante El Campanil, en una baja presentación, actuando con el sistema de juego 1-4-2-3-1. Lo habían comenzado a emplear, tras la reanudación del fútbol luego de la pausa por la pandemia, a partir del triunfo por 3-0 frente a La Serena.
Antes, Caputto alineó así solo contra Santiago Wanderers (victoria 2-1) y Coquimbo (empate 1-1). En total, la escuadra estudiantil actuó con estos parámetros posicionales en seis partidos, pues a los duelos ya mencionados se agregan los pleitos ante Antofagsta y Audax Italiano. Los 6 encuentros arrojan un valor porcentual de empleo del esquema de un 35%.
El rasgo esencial de esta organización fue la ratificación de Joaquín Larrivey como único centrodelantero, asistido desde atrás por Montillo, como único mediapunta. Sin embargo, el funcionamiento colectivo en muchas ocasiones dejó la imagen de ambos argentinos excesivamente aislados y sin las necesarias interaciones con balón con el resto del equipo.
Sobre todo, con los otros dos mediapuntas (roles por los que pasaron Fernando Cornejo, Jimmy Martínez y Sebastián Galani, entre otros). Caputto tomó nota del asunto y se jugó sus cartas con la inclusión de Matías Rodríguez por el costado derecho de la ofensiva, en vista del amplio potencial de ataque del lateral argentino. Pero ante Audax y El Campanil, la variante no surtió efecto.
1-4-4-2
El ordenamiento posicional menos empleado por el DT azul fue el sistema de juego 1-4-4-2. Solamente tuvo vigencia, desde el minuto inicial, en los duelos contra Curicó (goleada 5-1) y también frente a La Calera (triunfo 3-0). Ocurrió en la fase inicial de la primera rueda, antes de la suspensión por la pandemia, y el porcentaje de utilización del esquema táctico asciende apenas al 12% en lo que va del año.
En ese momento, Caputto confío en la figura del doble '9' en ataque. Los elegidos por el técnico para esta labor fueron Larrivey y Ángelo Henríquez, apoyados ambos por los movimientos de centralización de Montillo y Aránguiz, los volantes externos de la línea de cuatro hombres en el mediocampo (ante Curicó, este último no actuó y el titular fue Luis Rojas).
La organización espacial aseguró la proximidad de las líneas, tornando a la U como un equipo más compacto. Sin embargo, la principal dificultad radicó en el retroceso de los volantes externos (Montillo y Aránguiz o Rojas), exigencia que demanda un dominio importante de fundamentos defensivos, junto a un requerimiento físico que suele comprometer el acompañamiento ofensivo en la parte final del partido
Los grandes sacrificados, entonces, fueron los dos jugadores más creativos del plantel. Por lo visto, Caputto constató este hecho y optó por las otras dos fórmulas tácticas que, en sus propias dinámicas posicionales internas, focalizaron a Montillo y Aránguiz en faenas creativas y de ataque.