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Hernández

Cuero duro para Jarry

Actualizado a
Cuero duro para Jarry

No está siendo nada fácil el regreso de Nicolás Jarry al tenis competitivo luego de cumplir su castigo de once meses por su infracción a las reglas de antidopaje. El ex número 38 del mundo ha jugado tres partidos, dos singles y un dobles, a nivel de challengers y futuros y los perdió todos ganando apenas un set.

Esta mini secuencia negativa, que le ha impedido ganar puntos y regresar al ranking ATP, no necesariamente implica una situación alarmante pero evidencia que la ruta de reposicionamiento puede ser pedregosa y, quizá, más larga de lo esperado. Es que en el tenis actual, independiente de si se trata del tour principal o del circuito secundario, la parte sicológica/emocional es muy importante. Y Jarry Fillol viene de un proceso no solo distractivo sino que largo y desgastante.

Como el caso de su dopaje tuvo múltiples aristas y su defensa se extendió por casi cinco meses se tiende a olvidar que el ex número uno de Chile experimentó un segundo semestre de 2019 con muchos problemas, nueve derrotas en línea y cambio de entrenador. Aquella racha es parte del análisis, este deporte es demasiado mental y la confianza un pilar determinante para conseguir los objetivos. Nico necesita urgentemente ganar partidos sea como sea.

Con todo, remar contra la corriente no es un desafío nuevo para la Torre. Tras el US Open de 2105 se quebró la muñeca derecha, perdió valiosos meses cuando iba en ascenso y lo pagó caro con un irregular 2016 que solo compensó en la segunda parte del año con una final y un título en los futuros de Turquía y tres campeonatos consecutivos en Talca y Santiago. Fue una temporada agridulce, ingrata porque ganó más de 25 partidos de clasificación en una decena de challengers pero una vez en los cuadros finales no pasó de cuartos y sumó muy pocos puntos. Ahí, hizo el cambio justo, bajó a los futuros, recobró la confianza, remató sólido y recuperó ranking. Una buena decisión y mejor recompensa.

Aquella estrategia pareciera ser nuevamente el camino: recurrir a los torneos de iniciación, de un nivel terciario para reponer progresivamente su estado de forma y, de paso, implementar los ajustes que impulsa su entrenador Dante Bottini. Más allá de la derrota en la primera vuelta del M15 de República Dominicana ese pareciera ser el mejor contexto para competir y volver a ganar partidos. En la base de la pirámide, en un nivel más bajo donde pueda permitirse dudar, cometer errores, ganar jugando mal e ir soltando amarras paulatinamente. El campeón de Bastad está en rodaje y requiere sumar horas de vuelo.

En sus entrevistas más recientes con el diario La Tercera y radio ADN, Jarry se mostró aplomado, maduro, dispuesto a pagar todos los costos y sacrificios de su reinserción. Esa actitud, además de sus innegables condiciones y potencial, será clave para ir superando los escollos, las dificultades y, sobre todo, sentirse tenista nuevamente. Debiera ser cuestión de tiempo. Tal como expresó Federer en una entrevista en los últimos días, “todo se basa en mantener viva la llama interior”. Nico y su flama están más candentes que nunca.

A contar de 2018, el santiaguino cumplió hitos relevantes: quebró la barrera de los 100 primeros (y luego de los 50 y 40), ganó sus primeros partidos de grand slam (donde tiene una tarea pendiente), superó de manera brillante a cuatro top ten (Cilic, Thiem, Zverev, Tsitsipas), conquistó su primer título ATP y tuvo actuaciones relevantes en dobles en los grandes torneos. Ese ascenso, a pesar del bache del segundo semestre de 2019, lo detuvo el suplemento contaminado que ingirió. No una involución en su carrera.

Será interesante una vez que Jarry entre en ritmo ver la mano de Bottini quien hizo de Kei Nishikori un jugador sólido y muy consistente. El ex número uno de Chile requiere justamente ecualizar su potencia con una mejor movilidad y toma de decisiones a objeto de reducir su porcentaje de errores no forzados manteniendo su esencia ofensiva, de saque y tiros voraces.

Por ahora, Jarry tiene que pasar las vallas de a una. Tener el cuero duro, hacer el proceso y no impacientarse. Los resultados, más temprano que tarde, llegarán y el tenis chileno habrá recuperado a un jugador de talla mundial.