"Me dejaron botado": el drama de la joya mundialista de Iquique que fue finiquitada
El ex mundialista Sub 17 Julio Bórquez fue despedido en Iquique y deberá encontrar club de cara a 2021. En 2020 fue castigado por dopaje.
Fue elegido el mejor arquero del Sudamericano sub 17 realizado en Chile en 2017 y también uno de los puntos altos en el equipo chileno que quedo eliminado en fase de grupos del Mundial de la categoría en India. Julio Bórquez asomaba como uno de los arqueros con más proyección en el fútbol chileno, pero una sanción por dopaje a principios de 2020 lo dejo sin jugar durante todo el año pasado y ahora, que se alistaba para volver a la actividad, fue notificado por Deportes Iquique que no continuará en el club.
El 10 de febrero se cumplen los 12 meses de sanción que recibió el prometedor meta debido al consumo de furosemida, un diurético que en algunos casos ayuda a enmascarar el consumo de otras sustancias.
"Cuando uno estaba bien, en el Mundial y la Selección, te decían elogios, te hablaban bonito y estaban ahí en todo momento, pero al momento de pasar todo esto fueron los primeros en correr, los primeros en darme la espalda, los primeros en no mandarme un mensaje", reflexiona en diálogo con As.
- ¿Fue muy duro enfrentar el tema del dopaje?
- No me gusta hablar mucho de este tema porque fue muy doloroso, muy sufrido y apenado. Estar de brazos cruzados, en pandemia... Pero le doy las gracias a la gente que estuvo, a mi familia, a unos profes de otros lugares, como Eduardo Iker, una persona ejemplar que estuvo en Iquique, que después fue despedido y ahora tiene su academia. Trabajo con él mientras busco club. Fue muy doloroso para mí y mi familia, porque fue algo que nunca pensé iba a manejar. En medio de todo eso falleció harta gente que amaba, entonces fue muy duro en todos los aspectos. Del caso del dopaje no me gusta hablar mucho porque me decepcioné de mucha gente.
- ¿Eso fue lo más complicado de ese proceso?
- Ver gente que cuando uno estaba bien, en el Mundial y la Selección, te daban elogios, te hablaban bonito y estaban ahí contigo en todo momento, pero al momento de pasar todo esto fueron los primeros en correr, los primeros en darme la espalda, los primeros en no mandarme un mensaje. Y ver que gente que no valoré en ese momento fue la primera en enviarme apoyo, las primeras que me alentaron. Lo más doloroso fue ver a mi familia sufrir por mi culpa, porque sé que la cagada me la mandé yo. Gracias a Dios tuve los fundamentos necesarios para que el tiempo pasara y achicar más mi sanción.
- ¿Qué cosas ha reflexionado en este tiempo sancionado?
- Que la familia es todo. Realmente me di cuenta de quiénes son mis amigos. Maduré mucho más rápido en cosas que uno no pensaba.
- ¿Y cuál fue el trato que le brindó Iquique en este tiempo?
- Cuando te sancionan por dopaje pierdes contacto con todo lo que es de la institución, en todo te dejan solo. No sé si en otros clubes será lo mismo, pero así fue conmigo, me quitaron todo, hasta el sueldo. Se quedan con los brazos cruzados y todo corre a tu propia cuenta. En caso de los entrenamientos, los primeros días no quería nada porque estaba destrozado y además falleció un familiar que era como mi madre. Toqué fondo, me vino todo lo malo de una. Lo único que me dio el club fue una caja de alimentos, que fue valorable porque en ese momento no tenía, pero nada más allá. Perdí el año completo. Perdí el contacto con ellos. Lo único que recibí fue llamadas de vez en cuando de un profe, pero nada más.
- ¿Cómo tomó el hecho de que lo finiquitaran?
- Esta semana, de un momento a otro, me dicen que me necesitan a las 11:30 en la oficina para darme el finiquito. Fue súper fome porque no me dijeron ni plantearon nada. Fui, me pasaron el papel y listo. Nos saludamos y hasta luego. Estoy apenado por lo que hicieron, porque siempre habían sido muy buenos conmigo.
- ¿Y cómo quedó la relación con el plantel de Iquique?
- Súper buena, nada que decir. Dentro de todo fue una institución muy buena y estoy agradecido de haber sido parte de ella. Fue el club que me vio nacer y el que en su momento creyó en mi. Estoy con pena por no seguir, pero así es la vida. A veces el de arriba nos tiene preparado otro rumbo.
- ¿Cómo lo ha hecho para mantenerse en este tiempo?
- He estado entrenando junto al 'profe' Iker, salgo a correr a un cerro atrás de mi casa y compro las cosas con la plata que me queda.
El Mundial Sub 17 y el comienzo desde cero
- ¿Cómo fue la experiencia de su etapa formativa y su participación en el Mundial Sub 17 de Chile?
- Mi infancia en el fútbol empezó a los 14 años. Fui a probarme a Deportes Iquique como jugador y quedé. Pasaron los días y por temas de colegio y económicos no alcancé a ir. En 2015 hubo otra prueba de jugadores, pero ahí ya fui como arquero y también quedé. Sobre el mundial, fue una vivencia inolvidable. A pesar de que no nos fue muy bien, fue algo muy lindo, conocer otra cultura. Ver a los jugadores que enfrenté y que están ahora en las grandes ligas es increíble. Es una experiencia que nunca voy a olvidar y que quiero repetir.
-¿En el peor momento no se le pasó por la cabeza dejar el fútbol y dedicarse a otras cosas?
- La verdad es que no, en ningún momento. Fui fuerte siempre. En algún momento me dio rabia el no poder pisar una cancha, pero siempre tuve la ilusión intacta. Me dije que cuando volviera tenía que ser de la mejor manera, sea cual sea la sanción, probar suerte y recuperar todo el tiempo. Tengo hambre de comerme el 2021 y hacer grandes cosas.
- ¿Ha tenido acercamientos de otros clubes?
- Tengo conversaciones con varios clubes de Primera A y Primera B, pero no quiero hablar más allá. No hay nada concreto.
- ¿Cuál es su objetivo a corto plazo?
- Volver con más hambre que nunca y entrenarme duro, ahora lo hago tres veces al día, sin descanso de lunes a domingo. Quiero volver con la mentalidad que ahora tengo para pelear cualquier puesto y tener una opción en el futbol chileno.
- ¿Qué diferencias hay entre el Julio Bórquez de 2017 y el de ahora?
- En el 2017 no me daba cuenta de donde estaba parado. El de hoy en día sabe dónde está y sabe lo que tiene que hacer. Sé dónde tengo que ir y dónde debo llegar.