El mundo paralelo de la U
Camilo Moya, uno de los pocos valores destacables de Universidad de Chile, se sentó este jueves en conferencia de prensa y lanzó esta frase. "En el plantel no pensamos en jugar un partido por la permanencia. Muy convencido de tener la razón agregó: “estamos pensando en clasificar a una copa internacional más que en un partido de definición":
Moya no es el primer culpable del mal momento que vive la U, ni merece ser crucificado, pero en sus palabras está el gran motivo que tiene al equipo luchando por no descender por segunda temporada consecutiva: la desconexión total con la realidad.
A partir de ese pensamiento tan iluso, de esa realidad imaginaria, se entiende quizás la falta de actitud en el último Superclásico. En la U aún no saben dónde están parados, ni que está en juego. Por eso se dan el lujo de dar el pase como Jimmy Martínez o patear como Ángelo Henríquez. Aún creen que son un grupo que se merece cosas mejores, y que si siguen así, el rumbo en algún momento se torcerá a su favor.
Lo que ya es un hecho, es que la U no aprendió nada de la temporada pasada. Un año más tarde está en el mismo lugar. Y no importa si es Alfredo Arias, Hernán Caputto o Rafael Dudamel. Los técnicos se van, la mediocridad permanece y el hilo que une el relato es un grupo de jugadores que varía de jugar mal a pésimo, y que no exhibe nada debajo cuando la ruta se pone pesada.
Un plantel que, con cinco técnicos en el bolsillo, se viene arrastrando desde el 2017, dando explicaciones cada semana, pidiendo disculpas después de perder casi todos los clásicos, y que se acomodó en la insignificancia, en asumir que su lugar en la historia del club es ser olvidados.
Este fin de semana la U se medirá ante Iquique. Tal como ocurrió en octubre del año pasado, se juega una final de las que ahora le gustan: por premios pequeños y desdeñables. Si pierde, será casi imposible evadir el partido por la permanencia. Si gana también. Así de claro está el panorama, pero mejor sigan pensando en clasificar a una copa internacional.