Juan Halty fue parte del primer equipo de la U entre el 2009 y el 2010 y como tercer arquero celebró el título que la U consiguió de la mano de Sergio Markarián. "Él sabía mucho, tenía mucha experiencia y me acogió muy bien. De hecho, me molestaban y decían que era su hijo", cuenta desde Ecuador a As.
Sin embargo, luego salió de la U. "El 2010 fue complicado porque llegó Julio Rodríguez, quien como profesional es increíble, fue avanzado para esa época, pero tuvimos problemas personales. No lo juzgo, hizo su trabajo y ahora desde el otro lado veo que hay que tomar decisiones", apunta.
Pasó por Curicó y se retiró en Trasandino. Ahí comenzó otra ruta, la de formador de arqueros. Estuvo en Audax y luego dio el salto al Wanderers de Nicolás Córdova. Regresó al CDA, fue jefe del área de porteros, pero recibió un llamado que cambió su carrera: Independiente del Valle, un club modelo en Sudamérica que tiene entre sus fuertes el área formativa y que con un proyecto serio logró ser campeón de la Copa Sudamericana 2019. Hoy él es el encargado de formar a los arqueros del equipo reserva.
- ¿Cómo se produce su llegada a Ecuador? - Vine a la Copa Mitad del Mundo con la U. Es un torneo que organiza Independiente del Valle y ahí me topé con Jarkko Tuomisto, un preparardor de arqueros finlandés top que trabaja en el club. Él es muy reconocido a nivel mundial, tanto que hasta Pep Guardiola lo ha contactado. Estuvimos tres horas compartiendo cosas y me impresionó que me hiciera varias preguntas sobre ejercicios y cosas así. Ahí me preguntó cuánto ganaba en Chile y si me quería ir a IDV. En ese momento le dije 'me voy caminando'.
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- En la U estaba bien posicionado, ¿no le costó dejar el club? - En ese momento se había ido el preparador de arqueros del primer equipo, pero estaba todo el conflicto entre Johnny Herrera y Alfredo Arias y no me quería perder la opción de perdurar en el club. Un preparador de porteros es casi imposible que vuelva al mismo club, así que no asumí, no me quería quemar dentro del drama que se estaba viviendo. Por todo eso, decidí mostrar lo que sé en el extranjero y saber cuánto me faltaba aprender. Llegué a trabajar con Jarkko Tuomisto, con españoles como el DT Miguel Ángel Ramirez y hasta un iraní. Me pareció interesante por un cruce de diversidad de gente, el conocimiento es increíble.
- El modelo de Independiente del Valle es admirado en Sudamérica y el mundo, ¿cuál diría que son los puntos clave de su éxito? - Acá tienen un método súper claro. Saben qué tipo de lateral quieren, qué central, con qué características. El área de captación es uno de los puntos fuertes, porque hoy tenemos lo mejor de Ecuador. De hecho, en la última Sub 20 había 11 futbolistas de Independiente.
- ¿Por qué en Chile es tan difícil sostener un proyecto formativo? - Como jefe de arqueros me gusta el que está al servicio del juego, que pueda dar línea de pase, continuidad, que sea también un jugador y en la U de repente chocaba con los entrenadores. De hecho uno me dijo 'mi arquero no va a salir del área'. Quizá el muchacho se va a equivocar, porque el arquero tiene una responsabilidad grande, pero en la formación los chicos tienen que explorar. Acá todo es muy abierto. En Chile planifica solo el entrenador y el preparador físico, mientras que nosotros hacemos un trabajo de cuerpo técnico. Todos planificamos y podemos aportar y eso me encanta. Además, en un partido no solo estoy a cargo del arquero, también de la línea defensiva, de cómo estamos parados, las coberturas, salidas de balón... Es un todo, primero está lo dirigencial de colocarse metas y objetivos, así como lo tiene Católica que es algo claro. Ellos saben cuántos cadetes quieren usar, vender uno al año, mientras a Colo Colo y la u se le complica por los resultados. Acá pasa eso mismo con Emelec y Barcelona. El negocio de los grandes no está abocado a la formación.
- ¿Hay poca paciencia en los clubes nacionales? - En Chile somos de corto plazo, muy resultadistas. En la U por ejemplo está el caso de Edorta Murúa, que no sé si estuvo tantos años como para decir que pudo seguir a una generación, trabajar siete años con ellos. Además, allá alegan que no hay presupuesto para cadetes, pero es porque manejan un universo tremendo. Desde la Sub 15 hacia adelante son cuatro series y en cada una hay 25 o 30 niños, cuando se sabe que al primer equipo llega uno por categoría. Por eso, acá las series son cada dos años: 12, 14, 16 y 18. Eso hace que estén solo los mejores en cada una.
- ¿Cuáles son los objetivos de su carrera? ¿Le gustaría llegar a un primer equipo o a la Selección de Chile, por ejemplo? - El año pasado estuve en el equipo principal porque al preparador de arqueros le dio coronavirus y me eligieron pese a que no me tocaba por la línea de sucesión. Dejé buena imagen y compartir con Miguel Ángel Ramírez, DT que se fue a Inter de Porto Alegre es una locura, aprendí mucho.De todas formas, a corto plazo quiero seguir en el área formativa y me gustaría algo a nivel de selección nacional, pero no solo pasar por ahí, quisiera dejar una estructura, un trabajo. A largo plazo me proyecto hacia Europa, acá se generan muchos contactos y me recalcan que tengo buen futuro, les gusta incluso mi forma de ser, porque no soy arrogante, siempre estoy abierto a los cambios y a aprender cada día. Todo esto ha sido extraordinario.
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