Inversionistas en el fútbol

El lunes recién pasado el empresario Carlos Heller anunció la venta de sus acciones de la sociedad Azul Azul al Fondo de Inversión Privado (FIP) Tactical Sport, que se materializará a través de una OPA en el plazo de 45 días. El FIP será administrado por Sartor Administradora de Fondos de Inversión Privado, pero la mayor cantidad de fondos sería aportado por el fondo estadounidense Atlas Private Equity, quien a través de su holding también tendría participaciones en la Mayor League Baseball y en un equipo de futbol de la MLS.
La inversión directa de grupos empresariales en equipos de fútbol, en particular en la liga chilena, pareciera ser novedosa al tratarse de un club grande como Universidad de Chile, pero desde hace años que no lo es. La vertiginosa mercantilización del fútbol en los últimos 25 años ha transformado el juego en una potente industria que mueve millones de dólares. En este mercado, los principales actores son tres: clubes, jugadores y terceros inversionistas.
Los clubes históricamente han sido sólo un canal que ve pasar el dinero de un bolsillo a otro. A pesar de que han incrementado sus ingresos a lo largo de los años, la mayoría de los clubes anualmente reportan pérdidas, ya que no pueden apropiarse de los beneficios que éste genera sino tan sólo de una pequeña parte. Por ejemplo, FC Barcelona aumentó sus ingresos de 473 millones de euros en 2010/11 a 855 millones de euros en la temporada 2019/20, pero su resultado en ésta fue de 97 millones de euros de pérdidas después de impuestos. Distintos factores influyen en este fenómeno de “apropriabilidad” que tienen los clubes para hacerse con los beneficios, pero el factor más importante consiste en que los clubes buscan ganar títulos o tener un mejor rendimiento en la cancha, sin importar si son rentables, y para ello deben aspirar a tener a los mejores jugadores en su equipo. Siguiendo el caso del FC Barcelona, su gasto en salarios deportivos en la referida temporada fue de 679 millones de euros, por lo que es posible concluir que la mayor parte del dinero que genera el fútbol va a parar a los mejores jugadores.
En este sentido, desde los años 90 el negocio del fútbol para los terceros inversionistas no estaba en la adquisición de clubes sino en la inversión directa en jugadores. Los terceros, denominados en inglés como Third Party Owners o por sus siglas “TPO’s”, eran personas, sociedades o fondos de inversión, distintos de los jugadores o clubes de fútbol, quienes eran dueños de parte o del total del valor económico del derecho federativo de un jugador de futbol – derecho federativo que habilita a un club a inscribir al jugador en sus filas en la asociación nacional de fútbol respectiva-, cuyo objeto es obtener una ganancia futura en la venta posterior de estos derechos económicos en el evento de que el valor de mercado del jugador se haya valorizado en el tiempo intermedio que transcurre entre la adquisición y venta. Por ello, entonces, la fórmula original de los TPO’s para hacerse del denominado “pase” de un jugador era a través de la adquisición de los derechos económicos.
Sin embargo, en el año 2015 la FIFA cambió las reglas del juego o negocio, ya que luego de varios intentos por prohibir la participación de terceros, finalmente entró en vigor el artículo 18 ter del nuevo Reglamento Transferencias FIFA, normativa que señala que, “ningún club o jugador podrá firmar un contrato con un tercero que conceda a dicho tercero el derecho de participar, parcial o totalmente, del valor de un futuro traspaso de un jugador de un club a otro, o que le otorgue derechos relacionados con futuros fichajes o con el valor de futuros fichajes”.
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La nueva normativa resolvió un problema, pero fue ineficaz en contrarrestar el interés de terceros de hacerse parte de los beneficios del fútbol, aun cuando éstos deban recurrir a otras fórmulas de acceso al negocio. Así fue como el nuevo escenario cerró una puerta, pero no transcurrió mucho tiempo para que los inversionistas descubrieran una ventana: la adquisición directa en clubes de fútbol para así acceder a los beneficios de las transferencias de sus futbolistas.
El escenario actual tiene sus ventajas y desventajas para los clubes, según los intereses del grupo empresarial. Sin embargo, y para tranquilidad de los hinchas azules, las experiencias parecieran ser más favorables, ya que en su mayoría los grupos controladores buscan la adquisición de clubes en distintos países del mundo que le permitan hacer crecer el valor de sus jugadores como activos mediante el traspaso de éstos. En el mundo existen casos exitosos como City Football Group, dueño del Manchester City y de clubes en la MLS, Uruguay, Australia, España, entre otros, cuya diversificación tiene por objeto conseguir los mejores jugadores y obviamente obtener ganancias en sus traspasos, pero sin descuidar el bienestar de cada uno de sus clubes, como por ejemplo Club Atlético Torque, hoy Montevideo City Torque, quien con su nuevo dueño han logrado el ascenso a primera división (hoy tercero en la liga) y ya planean la construcción de un nuevo complejo deportivo.
Juan Luis Correa Marchant
Socio Guerrero Valle Garcés Abogados

