ORTEGA
Lejos, el mejor equipo de Chile
Por si había alguna duda, y también por si se nos había olvidado en medio del receso de vacaciones del fútbol chileno, el asunto volvió a quedar absolutamente claro este domingo en el Estadio Nacional. Bastó que por media hora Universidad Católica "apretara" un poco a Colo Colo para dejar en evidencia su superioridad del último trienio -no solo ante los albos, sino que en toda la liga- y terminara levantando, con plena justicia, un nuevo trofeo. En este caso, la Supercopa.
Bajo tres gestiones tácticas distintas, de Beñat San José, Gustavo Quinteros y Ariel Holan, los cruzados no tuvieron rivales para hegemonizar la competencia interna y lograr un histórico tricampeonato. Lo hicieron recorriendo una senda de evolución futbolística evidente. Con énfasis en los contenidos defensivos y atacando lo justo y preciso, el título de 2018 no admitió discusión. Luego, el equipo se abrió a una presión más arriba en el terreno de juego y ataques constantes para también lograr el cetro al año siguiente. Durante la temporada pasada, con dinámica, intensidad y un juego poderoso por los costados, la UC finalmente consiguió el ansiado tercer título nacional en forma consecutiva.
El nuevo DT Gustavo Poyet recién completó su primer partido al mando del elenco universitario y, sería ponerle demasiado color, asegurar que algo de su mano ya se nota en los comportamientos de juego del equipo. Si los cruzados ni siquiera pudieron disputar un duelo de preparación antes de la Supercopa contra Colo Colo. Lo que se vio en el Nacional, en esa media hora de juego en que superaron completamente a los albos, fue una reedición de los grandes momentos de la temporada pasada, antes de que la exigencia de la doble competencia local e internacional les pasara la cuenta: juego en campo contrario, ataques profundos por las puntas, apariciones de los volantes mixtos en el área, circulación simple y dinámica del balón, accionar a trazos largos por el piso para llegar a situaciones de gol.
Tan exagerado sería también decir que, en vista de lo mostrado en la Supercopa, el cuadro de Poyet es el principal candidato a lograr un nuevo título y con ello la hazaña del tetracampeonato. Lo que sí posee coherencia lógica y futbolística es sostener que sus chances de terminar el año otra vez en el primer lugar son mayores que el resto, porque es lejos el mejor equipo de Chile. Los cruzados volvieron a exhibir una eficacia futbolística que parece incontrarrestable, gracias a actuaciones individuales y colectivas de buen nivel y larga data, que insinúan no cesar en vista de la estructura inalterable del equipo.
El plantel se mantuvo intacto y los que llegaron fueron elegidos con "pinzas". En la defensa, Branco Ampuero, zaguero sólido, fuerte, de buen juego aéreo y correctos pases de iniciación en las salidas, ya pasó por el club y va por la revancha en su segunda etapa. Juan Leiva tuvo un gran año en La Calera y, contrariamente a lo que arroja la lectura futbolística superficial, su fuerte es el dominio táctico. Lo demostró actuando de lateral izquierdo en la franja de tiempo del partido en que la UC doblegó de manera absoluta a Colo Colo. ¿Felipe Gutiérrez? Llevaba varios meses recuperándose de una cirugía y le falta un tiempo para ponerse a punto. Es un hombre que vuelve a su casa, por lo que no debería tener problemas para sumarse a la sinergia futbolística.
Los que vienen de afuera claro que pueden ser importantes. Sin embargo, las esperanzas en San Carlos de Apoquindo están puesta en los "refuerzos internos". Los jugadores que insinuaron cosas en 2019 y durante este año deben avanzar en un importante crecimiento futbolístico: Marcelino Núñez, Gonzalo Tapia, Clemente Montes y Carlos Salomón. Con la Copa Libertadores de por medio, y la aspiración de al menos avanzar a la segunda ronda del certamen, la temporada se vislumbra extensa y desgastante. Tendrán chances de jugar y dependerá de cada uno integrarse al círculo virtuoso de los últimos años. Por lo menos, Núñez y Tapia, en la Supercopa ante Colo Colo, dieron muestras de que pueden sumarse a la inercia del tricampeón y ser un aporte.