Hernández
El tiempo de los jóvenes
A menos de dos meses de su realización la Copa América se acerca a tranco veloz y supone una serie de definiciones para el cuerpo técnico que encabeza Martin Lasarte. Mientras la federación colombiana confirmó que las condiciones están dadas para recibir al torneo y en Argentina reina la incertidumbre dado que el país atraviesa el peor momento de la pandemia, el técnico de la Roja debe resolver qué equipo llevará al torneo subcontinental de selecciones.
Como sabemos la doble fecha clasificatoria de marzo pasado se suspendió y ante el estrecho calendario de 2021 la Conmebol estimó que la mejor coyuntura para empezar a ponerse al día era justo antes del inicio de la copa. Esos seis puntos pueden ser decisivos para la moral de un equipo que está reorganizándose de la mano del técnico charrúa.
Asumiendo que a fin de año podrían programarse fechas triples que serán clave en la clasificación al Mundial de Catar 2022, se torna necesario que Chile fije prioridades y asista a la Copa América con un equipo alternativo, mixto, con jugadores destacados del medio local, preferentemente jóvenes y algunos que militan en el extranjero. El objetivo, debiera ser competir pero, sobre todo, foguear a aquellos que sean nominables en la carrera larga, la que importa y conduce a la copa del mundo.
La lista no es difícil de imaginar y, nombres más o menos, debiera incluir a jugadores como Ignacio Saavedra, Raimundo Rebolledo, Daniel González, Camilo Moya, Daniel Gutiérrez, Jeyson Rojas, Joaquín Gutiérrez, Tomás Alarcón, Jeisson Vargas, Iván Morales y Gonzalo Tapia. Nada muy distinto a la convocatoria del primer microciclo de marzo pasado. Es la materia prima con que cuenta el fútbol chileno y hay que potenciarla. Sin horas de vuelo no hay cómo mover el umbral e intentar dar pasos cualitativos. El triunfo de Huachipato ante San Lorenzo en Buenos Aires demuestra que con un buen planteamiento y jóvenes empoderados hay esperanza. A nivel local, Colo Colo es otra buena referencia.
Cuando la Roja quedó fuera del Mundial de Rusia una línea de análisis fue lo inadecuado de haber asistido a la Copa de las Confederaciones con el equipo titular pese al desgaste que acarreaba por esos años. Con el diario del lunes se dijo que lo conveniente era jugar con un equipo de proyección y privilegiar la clasificación a la copa de mundo. Discutible. ¿Qué otra posibilidad real tendría el fútbol chileno de disputar una instancia así? Chile estaba en la elite y no disponía de dos jugadores por puesto como para repartir la baraja. Pizzi, en ese caso, hizo lo que tenía que hacer y llevó el mejor contingente que tenía a su alcance. Fue la última gran expresión futbolística de la generación dorada.
Hoy el contexto es otro, disímil. Chile viene de quedar fuera de un mundial, de manera dolorosa y controvertida, con un proceso, además, abruptamente alterado por la salida de Reinaldo Rueda y el arribo de Lasarte. El horno no está para bollos. Ni grandes lujos. La Copa América es un gran campeonato, pero está por debajo de Catar 2022. En consecuencia, el foco y los esfuerzos deben concentrarse en las eliminatorias, más en la posición en que se encuentra el equipo: fuera de la zona de clasificación y teniendo que salir a recuperar los puntos perdidos fuera de casa.
Si queremos estirar el aporte e influencia de los cracks campeones de América llegó la hora del pragmatismo y confiar en el recambio. Es el tiempo de los jóvenes.