El presente de Mathías Vidangossy continúa con alegría, optimismo y calidad dentro de la cancha. Son días ajetreados para el futbolista de Melipilla, que no deja de recibir elogios. Por su talento, pero también por su renacer personal. Y eso es lo que más le gusta . "Estoy disfrutando mucho", dice el jugador de 33 años en conversación con AS. El mediocampista, extremo, o quizás delantero, como él prefiera en el instante, explica la clave de su gran momento y proyecta sus grandes desafíos del futuro.
"Han sido días movidos, pero de agradecimiento. He recibido muchas felicitaciones de gente que está contenta conmigo. Más que por los partidos, porque me ven feliz jugando en la cancha. Ese es el mensaje que quiero entregar. Es lindo lo que estoy viviendo, porque gané la batalla a la depresión ", relata Vidangossy, quien volvió a deslumbrar como hace 14 años. Es el resultado de ese jugador que muchos querían ver en la cima del fútbol, pero que superó otras barreras más difíciles.
- ¿Le escriben mucho? - Me escribe gente cercana. Pero también trato de leer todo lo que me llega al Instagram. Me volvería loco si respondo todos los mensajes, pero en general trato de revisarlos y luego subo una historia dando las gracias. Intento ser un agradecido.
- ¿Se siente tan feliz como lo ven desde afuera? - ¡Sí! Este proceso se ve reflejado en los partidos, pero en la parte más íntima también. Disfruto a concho cada uno de los entrenamientos con los compañeros. Tratamos de ser disciplinados, pero después del pitazo hay buena onda, mucha alegría... y jugamos tenis-fútbol.
- ¿Quiénes? - Yo juego con (Alejandro) Camargo y enfrentamos a (Miguel) Sanhueza y (Gonzalo) Laurer. Hay mucha risa y nos vamos contentos para la casa. ¿Quién gana? Es parejo, porque ellos tienen tremendo cabezazo. Pero ya vamos encontrando sus puntos débiles. Lo pasamos bien (ríe).
- ¿En qué posición juega, Mathías? (Leer: 'no puedo, juega Vidangossy ') - (Sonríe) Ustedes lo dijeron. No me gusta que me encasillen porque el fútbol es muy interpretativo, del momento y de las situaciones. Me considero un jugador pensante. Si el juego no está posicionado por donde yo estoy, tengo que tomar una decisión con libertad. Muchas veces me decían que jugara de enganche y que tratara de no salir del medio porque complicaba al equipo. Como no tenía esa libertad, me terminaban sacando porque no tocaba tanto la pelota.
- ¿Se lo ha dicho a sus últimos entrenadores? - ¿Antes de llegar? No, nunca. Lo percibo como algo arrogante. Es complejo tocar ese tema, pero a medida que va pasando el tiempo, con más confianza, se genera esa conversación. Con (José) Sulantay, (Omar) Labruna, (Nicolás) Cordova, (Pablo) Guede y (John) Armijo tuve esa libertad y recuerdo esos lapsos con alegría. Porque cuando te dan la posibilidad de interpretar, uno empieza a fluir y desordena al equipo rival. Guede es el único que me lo preguntó directamente. Me decía 'Mathías, entra y hace lo que quieras en la cancha, pero si la pierdes, tienes que ser el primero en recuperarla'. Con John, también. Hicimos un mix. Yo cumplo lo que él me pide, y él me da la posibilidad de crear.
- En una columna de AS, el periodista Cristian Arcos escribió que usted reflejaba otra cara del éxito. ¿También lo cree así? - La leí y esa parte fue muy emotiva. Me llama la atención que más gente pueda percibirlo de esa manera, porque muchas personas dicen que yo no fui el que ellos esperaban, pero creo que mi carrera ha sido extraordinaria...
- ¿Por qué? - Porque me llevó por un camino mucho más complejo. No era lo que yo quería en ese momento, pero me hizo aprender un montón. Y esa sabiduría me tiene aquí, con 33 años, disfrutando del fútbol de una manera que nadie se imaginó. Estoy pleno e intento transmitir a mis compañeros, a mis amigos y a mi familia que todo se puede. Y cuando la gente me agradece y me dice que sí es capaz de hacer algo, es tan gratificante como marcar un gol.
- ¿Se siente tan admirado como en el Mundial de Canadá? - Es extraña la sensación, pero similar. En el Mundial era una admiración netamente futbolística. Hoy es un reconocimiento a la parte personal y a la parte futbolística, que es solo la guinda de la torta. Son mucho más elogios, porque ahora hay otras cosas que la gente percibe. Mi juego llega de distinta manera. A algunos les toca más profundo en la parte emocional. Otros solo ven mi nivel en el partido. Entonces, es un mensaje completo.
- ¿Le han escrito sus compañeros de esa generación? - Isaías Peralta y Eric Godoy me enviaron un mensaje, y quedé muy agradecido. Sus primeras palabras fueron igual: que están contentos por verme feliz. Y eso es una tremenda admiración. Cuando otros compañeros te dicen eso, más que ‘jugaste bien', es impagable.
- ¿Por qué razones no habla con otros jugadores, como Alexis (Sánchez) o (Arturo) Vidal? - Por circunstancias normales de la distancia. Pero yo me puedo encontrar con cualquier futbolista de esa generación y nos vamos a saludar. Será buena onda. No somos tan cercanos, pero los admiro y los respeto mucho. Si nos volvemos a ver, sé que tendremos buena energía.
- ¿Se siente más cerca de la Selección? - No percibo si estoy más lejos o más cerca, porque yo siento que, si estoy a un buen nivel, llegará una mejor oportunidad. Lo que sí aprendí es que debo estar al 100 por ciento para cuando eso ocurra. Cuando surgió la opción de Melipilla, estaba preparado y hoy estoy disfrutando los beneficios. Si en algún momento me llaman de la Roja, quiero estar al máximo.
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- ¿Pero estaría a su mejor nivel si lo convocan a la Copa América, por ejemplo? - Sí, hoy me siento al 100 ciento y me sigo preparando todos los días. No hay que aflojar, porque así el cuerpo te responde de buena manera. Antes, uno pensaba que con el entrenamiento de la semana bastaba y sobraba, pero después entendí que debemos prepararnos el doble o el triple. Me entreno todos los días en cuánto a alimentación, recuperación, descanso y forma muscular para que cuando lleguen estas chances, te pillen en un buen momento.
- ¿Cómo va el curso de entrenador? - Hay dos lunes que tenemos clases todo el día y debemos estar sentados frente al computador. A veces me desgasta eso, porque no lo encuentro muy agradable. El primer año ya se me había complicado, pero estoy tratando de llevarlo de la mejor manera y entender a los profesores para estar preparado cuando me toque dirigir o formar a jugadores.
- ¿Y qué línea quiere seguir? ¿Dirigiría un primer equipo o cadetes? - Mira, ahora estoy enfocado en disfrutar el fútbol unos tres, cuatro o cinco años más. Veremos hasta cuándo puedo llegar. Después, me llama la atención la parte formativa. Me gusta mucho, porque quiero enseñarles a los niños esta parte mental, donde está el verdadero déficit del fútbol chileno. No es lo táctico ni técnico.
- ¿En la transición de una Sub 19 al primer equipo? - Sí, esa parte no es fácil, porque los niños empiezan a ver los ejemplos, que son los jugadores con los que comparten en el camarín. Si los grandes no están enfocados, los jóvenes van a copiar eso. Y no es lo mejor. En cambio, si vienen con una formación desde los 14, con una idea clara sobre qué va a pasar cuando suban a un primer equipo, el mensaje será distinto y los pillará mejor preparados. Hay un montón de beneficios si se trabajara la parte emocional a más temprana edad.
- Está a una institución de ser el futbolista chileno con más clubes profesionales. ¿Qué conclusión saca de eso? - Como hoy veo todo positivo, siento que es enseñanza. Aprendí de tantos clubes, tantos entrenadores, tanta competencia, tantas formas de entrenar, tantos talentos de cada jugador y de distintas maneras de hacer las cosas. Yo observo mucho y aprendí qué quiero hacer y qué no quiero hacer. Así lo tomo.
- ¿Aún toca piano? - No, dejé el piano hace mucho tiempo. Si me siento, puedo tocar, pero en esta faceta nueva estoy más ligado a la lectura, a ver videos de crecimiento personal, de neurociencia... me gusta esa área, porque es la que estudié para salir adelante.
- ¿Qué lee? - Laín García, que habla de esto, desde su área. Joe Dispenza que habla más de neurociencia. Son personas que he leído, y que me hicieron sentir que todo es mental. Los miedos, los temores, las lesiones. Si tienes el control de la parte emocional, la vida es muy manejable. No hay nada al azar. Aprendí mucho de ellos.
- ¿Ve películas o series? - No, a veces trato de meterme en las series, pero me quedo dormido. No engancho mucho (ríe).