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ORTEGA

Atrévase, Lasarte

Atrévase, Lasarte
Fernando Bizerra JrEFE

Todos vamos a estar de acuerdo y tampoco es ninguna novedad lo que digamos al respecto. Chile disputó contra Paraguay el peor partido desde la llegada de Martín Lasarte. La escuadra nacional careció de ritmo de juego, el ataque fue prácticamente inexistente y en el mediocampo nunca hubo generación de fútbol. Para peor, cuando los nacionales fueron atacados hubo atisbos de fragilidad que, durante la etapa final del encuentro, configuraron un trámite del duelo con los guaraníes más cerca del 3-0 que con la Roja próxima al descuento. En resumen, una noche negra en Brasilia y ahora es muy probable que el rival en cuartos de final de la Copa América sea nada menos que Brasil. Sí, el escenario que a toda costa se quería evitar.

Quedan varios días todavía para que Chile dispute el paso a las semifinales del torneo. Lo concreto hoy es que la Selección cerró su participación en el Grupo A con resultados bajo las expectativas iniciales. Principalmente, porque cayó en el partido que, por ningún motivo, debía perder. Se presumía que Argentina iba a estar en el primer lugar y, bajo esa misma lógica, que la Roja lidiaría por no terminar en la cuarta ubicación, evitando así a los brasileños. Era clave, por lo tanto, que no perdiera contra Uruguay, lo que sí consiguió, y que lo mismo sucediera ante los paraguayos, pero anduvo peor cuando un desliz, por ningún motivo, debía ocurrir. En todo caso, esto es fútbol y cosas así ocurren a veces.

De todas maneras, no debemos perder el norte. Desde un comienzo, ha estado claro que el principal objetivo de Lasarte en la Roja es arreglar el rumbo en las Eliminatorias y aspirar a la clasificación al Mundial del próximo año. Estaba definido que la Copa en Brasil también iba a ser una instancia de profundización de la forma de juego del DT, suponiendo que esto lleva a niveles de desempeño individuales y colectivos más eficientes. En septiembre, Chile recibirá a Brasil y luego visitará a Colombia, así que la cosa va a estar más que brava en la ruta a Qatar 2022.

Como sea, el gran legado que dejará la participación de la Roja en la Copa América es la certeza de que el cuadro nacional, cuando mejor anduvo, fue en momentos en que se organizó con el sistema de juego 1-3-3-2-2 (1-3-5-2). Lasarte no ha sido mezquino en el torneo, porque también empleó otras estructuras posicionales: 1-4-4-2, 1-4-1-2-3 y 1-4-2-1-3. Su sorpresiva desafección a esa tendencia casi atávica de la línea de cuatro en la defensa la insinuó contra Bolivia, por las Eliminatorias, y ha terminado por confirmarla en el certamen en Brasil.

Chile tiene centrales de sobra para armar un trío de zagueros que otorgue seguridad. La lista es larga: Gary Medel, Guillermo Maripán, Francisco Sierralta, Enzo Roco, Sebastián Vegas, Paulo Díaz y Benjamín Kuscevic. Y aunque parezca raro, los problemas en el ataque nacional (falta de peso ofensivo y ausencia de concreción, incluso con Alexis Sánchez en la titularidad) podrían aligerarse sacando un delantero y sumando otro central. La Roja no posee tantos hombres para alinear tres atacantes y, a veces, la sensación (también en los equipos del fútbol nacional) es que por inercia los detés actúan con un trío en ofensiva.

Suena paradojal, pero la idea de retirar un delantero busca atacar más y mejor en estas circunstancias. Claro, porque la presencia de tres centrales permitiría el adelantamiento al mediocampo de Mauricio Isla y Eugenio Mena, con la obligación primordial además de transformarse en punteros, durante la fase final de la construcción de juego. Chile pasaría de una dupla inicial en ataque a un cuarteto final en la zona ofensiva, con los avances simultáneos de ambos carrileros conforme progresa la jugada, lo que los liberaría de entregar referencias de marcación a los defensas rivales. Se cumpliría así el principio de juego 'Llegar y no estar', tornando más productiva la faena de los atacantes.

Esto, en todo caso, no es ninguna novedad. En la Eurocopa, que se disputa simultáneamente a la Copa América, el sistema de juego más empleado por los equipos de mayor competitividad incluye también tres centrales. Por otro lado, el Inter de Milán y el Atlético de Madrid, en Italia y España, respectivamente, ganaron las ligas también con esa fórmula. Ojo, estamos hablando de dos de las cinco competencias más importantes del planeta. ¿Por qué Chile no puede avanzar hacia una estructura permanente que contemple ese diseño posicional defensivo? Atrévase, Lasarte.