Nole, el insaciable
Soy el mejor, dijo Novak Djokovic tras ganar en Wimbledon su vigésimo título de Grand Slam y dar caza a Roger Federer y Rafael Nadal en el registro más importante del mundo del tenis. Aquel que, guste o no, determina al mejor jugador de todos los tiempos.
Pese a su brutal honestidad resulta indesmentible que el campeón serial del Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon es el dominador absoluto de este deporte. Quién podría discutirlo. No hay forma alguna.
Su declaración, lejos de ser un acto de altanería, fue simplemente la constatación de una realidad inobjetable. Lo dice el ranking donde supera por casi dos mil puntos al ruso Danil Medvedev. Lo acreditan los resultados en los grandes eventos y, sobre todo, su juego. Sí, el juego porque Nole encarna la ecuación perfecta entre todos los atributos de un tenista de elite.
A sus 34 años, el serbio dispone de un tenis completísimo. En una escala de uno a diez ninguno de sus tiros está bajo ocho puntos y en ciertos ítems como la devolución de servicio es el mejor por escándalo. A una edad en que muchos colegas colgaron la raqueta o están pensando en el retiro, Djokovic va por más. Y no solo piensa en superar a Federer y Nadal en la cantidad de majors sino que en su cabeza está igualar la marca de Rod Laver quién en 1962 y 1969 ganó los cuatro grandes durante la misma temporada.
Nole apunta tan alto que en lugar de quedarse en Norteamérica y alistar los Masters 1000 de Toronto y Cincinnati anunció en los últimos días que acudirá a Tokio para disputar los juegos olímpicos. En su palmarés figura ese inolvidable podio de Beijing 2008 con Nadal y Fernando González pero no se conforma con aquella medalla de bronce. Esta vez será el máximo favorito para colgarse el oro.
El número uno del mundo pudo haberse enfocado en el US Open y romper de la mejor manera la paridad que actualmente lo une con Federer y Nadal, pero sabe que está en primera línea para conquistar una presea dorada y pagar su deuda. Recordemos que a aquella semifinal perdida ante Nadal en 2008, se suman la derrota en la misma instancia frente a Andy Murray en Londres 2012 (posterior derrota con Juan Martín del Potro en la disputa por el bronce) y la caída ante el propio argentino en la primera ronda de Río de Janeiro 2016. Un partido increíble, tan emotivo como doloroso para Nole que acabó llorando como un niño. A los juegos de París llegará con 37 años y, por lo tanto, no quiso dejar pasar esta oportunidad.
En la historia del tenis solo Steffi Graff conquistó el Grand Slam dorado tras una secuencia notable que incluyó en 1988 los títulos en Melbourne, Paris, Londres, Nueva York y la medalla de oro en Seúl. Nole está a tiro de cañón para emular aquella hazaña y lo primero que debe hacer es conquistar Tokio donde será el rival a batir y puede capitalizar las ausencias de Nadal, Federer y Thiem, entre otros.
Si bien en el corazón de la mayoría de los aficionados en el mundo Federer tiene marcada preferencia y para los españoles Nadal y su hegemonía en Roland Garros lo convierten en un jugador irrepetible, lo cierto es que Djokovic, por su extraordinario momento y ser el más joven de los tres, debiera ser muy pronto el nuevo hombre record. De hecho, ya lo es en un indicador más que relevante como el tiempo de permanencia en la cúspide del ranking.
El lunes posterior a Wimbledon la propia web de la ATP y sus redes sociales publicaron una gráfica que no admite interpretaciones donde el serbio lidera el Big Three con 61 títulos entre Grand Slam, ATP Finals y Masters 1000 (versus 57 de Nadal y 54 de Federer)
Si lo dice la ATP ya está.
¡No más preguntas, señor juez!