La nueva vida de un ex U: el retiro, estudios y su compleja experiencia con el Covid-19

- ¿Extraña ser futbolista?
- En algunas cosas sí. El vestuario es lo que más se extraña. Las charlas, los grupos, momentos... pero cuando uno ya no se siente útil y no te sientes parte de las alegrías cuando ganas y de las tristezas cuando pierdes, uno tiene que tomar una decisión. Hoy disfruto mucho de poder ir de vez en cuando a una cancha a ver un partido o analizarlo en mi casa. Lo que más me ha costado es ver cómo se corta tu rutina. El club sigue su camino, los compañeros van a entrenar, el fútbol y la vida siguen y tú estás caminando en tu casa por las paredes. La primera semana estaba tranquilo y a la segunda caminaba por el techo (ríe).

- ¿Cuál es su nueva rutina?
- En casa nos levantamos muy temprano. Voy a dejar a los chicos al colegio, después los voy a buscar cuando puedo según los horarios que tengan, estoy armando una rutina para seguir entrenando en cuanto a la rodilla me deje.

- ¿Y en casa?
- Ahora estamos palmo a palmo con mi señora (ríe). Capaz que antes por ese machismo que había, el hombre no quería hacer cosas de la casa, pero en nuestro caso no es así. Nos fuimos acomodando.

- ¿Qué síntomas tuvo?
- Empecé con síntomas como dolor de espalda y pérdida de olfato. Después, había que empezar la temporada y empeoré. Tuve dolores en el pecho, dolores raros. En las manos y los pies sentía pinchazos. No tenía ganas de hacer nada, me tenía que sentar, y no podía caminar porque me agitaba. No podía subir las escaleras. Lo hacía de forma lenta porque sentía palpitaciones.

- ¿Qué hizo al conocer el diagnóstico?
- Desde el club me pidieron hacerme unos estudios y resultó que tenía una neumonía bilateral, donde había compromiso de bronquios y demás. Por ser deportista y otros cuidados, tuve la suerte de no ser internado y hacer un tratamiento en mi casa. Estuve 24 días sin poder entrenar de manera normal. Eso te baja a la realidad y te das cuenta que el fútbol es importante, pero la salud mucho más. 

- Tuvo que asistir a una clínica para hacerse exámenes. ¿Le tocó presenciar situaciones complejas?
- Sí. Hubo un momento en el que brote era muy grande, casi 30 mil casos diarios, las clínicas estaban colapsadas, entonces me tocó ver cosas fuertes. Para hacerme la tomografía tuve que esperar dos horas y veía como sacaban de las piezas a la gente fallecida. En un principio, la doctora me dijo que me recomendaba estar 48 horas ahí, pero que era mejor irme a casa. Tuve mucho temor.

- Lo suyo, comparado con otros casos, fue leve...
- La saqué muy barata. Por lo que me dijeron, si tardaba 24 ó 48 horas en hacerme estudios, requería internación directa. Fui en el momento exacto.

- Y usted venía lidiando con una lesión de rodilla. ¿Cómo le afectó el Covid-19 en ese problema físico?
- La rodilla fue lo que me retiró. Creo que tenía una ño más para jugar, porque sacando lo de la rodilla, me sentía bien. Estaba siempre en mi peso, y entrenaba bien como durante toda mi carrera. Lamentablemente, un edema óseo por un golpe y un mal tratamiento me llevaron a tomar la decisión que fue acertada porque los últimos meses lo pasé muy mal. ¿Si es crónica? Yo creo que sí. Es una fibrosis instalada en el ligamento que ya es difícil sacarla.