En la segunda mitad de la década de los 90', Colo Colo armó un plantel plagado de estrellas que fue tricampeón bajo el mando de Gustavo Benítez. En ese momento, un joven Álvaro Sarabia daba sus primeros pasos en el fútbol y como joya de la cantera logró un lugar en el primer equipo. Así, de un día para otro, llegó a un camarín plagado de nombres de peso como Basay, Sierra, Barticciotto, Espina y Arbiza, entre otros.
"Eran cosa seria. Normales en el día y buenos para la talla, pero en los entrenamientos se transformaban. Un cabro chico no le iba a quitar el puesto a Basay, porque te pasaba por encima, los defensas te cagaban a patadas y no podías decir nada. Espina se enojaba si no le dabas un pase. Igual con los mayores tuve muy buena llegada, se acuerdan de mí y eso emociona", recuerda en conversación con As.