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ORTEGA

Perder un campeonato

Perder un campeonato
DRAGOMIR YANKOVIC/PHOTOSPORT

Lo más probable es que finalmente Universidad Católica cierre el año escamoteándole el título a Colo Colo y los cruzados se proclamen campeones del Torneo Nacional 2021. El golpe ha sido duro en el Monumental, nadie imaginaba que esto podía pasar. Los dirigidos por Gustavo Quinteros serán, sin duda, el equipo más parejo del año, pero probablemente cederán el cetro ante un conjunto que los superó en la recta final de la temporada. Cuando se decide todo, en instantes en que la firmeza futbolística no debe resquebrajarse, cuando es todo o nada en pos de levantar una nueva copa.

Ha faltado autocrítica en el Cacique. Escuchándolos a los del Monumental da la sensación de que el título lo perdieron en las oficinas del Ministerio de Salud. Que Enrique Paris y Paula Daza se orquestaron para abrirle el camino a la UC hacia la corona. Lo concreto es que resulta inexplicable que el club más grande y poderoso de Chile, con todo lo que esto significa en la posesión de recursos humanos y materiales para el cuidado de las normas de prevención, sea el más golpeado por los casos de Covid-19. La famosa frase de Quinteros en orden a que terminará ganando el campeonato el equipo con menos contactos estrechos no tiene ningún asidero.

Eso fuera de la cancha, porque adentro del terreno de juego también hay una historia. Los albos se fueron quedando sin capacidad de juego. El emblema de todo esto fue Leonardo Gil, quien no volvió a ser el de antes. La generación de fútbol se estancó y los hombres de complemento (César Fuentes y Vicente Pizarro) no asumieron el relevo. Por momentos, la responsabilidad de hacer jugar al equipo recayó en Gabriel Costa. Pero el seleccionado peruano es un mediapunta con harta capacidad de gol y solo con matices de asistencias. Lo suyo es generar cosas en ofensiva, individual y/o colectivamente, allá arriba, en interacción constante con los delanteros, cerca del área rival. Más que un '10' es un '9 y medio', jugando por el centro, aunque su fuerte es actuar por las puntas.  

Para peor, la recta final del campeonato encontró a Colo Colo sin un centrodelantero presente. La mejor etapa de Iván Morales fue en los dos tercios iniciales del 2021, lo que incluso lo llevó a actuar como titular en la Roja contra Brasil y Colombia, por las Eliminatorias para el Mundial de Qatar. Hoy nuevamente las dudas rondan al canterano albo y, ante Unión Española, confirmó esta coyuntura. Javier Parraguez, cuando contó con chances, aportó con algunos goles, pero algo visualiza Quinteros en los entrenamientos para no jugársela por el ariete como titular. Lo de Christian Santos ha sido esporádico. La sensación que queda es que se trata de un centrodelantero propicio para el juego directo (contra Curicó realizó buenas desviaciones de cabeza, pero los posibles receptores jamás aparecieron) y no para el accionar de combinaciones que intenta el Cacique. 

Lo otro que pesó en el panorama actual de los albos fue que la flexibilidad táctica dejó de tener efecto. El paso de un sistema de juego a otro, de 1-4-2-1-3 a 1-4-4-2, dejó de tener incidencia. Todo los equipos estaban al tanto del asunto y se programaron defensivamente para enfrentar ambas organizaciones posicionales. La primera con mayor énfasis en el accionar por el centro y la otra con predominancia de los avances por los costados fueron igual de neutralizadas por los oponentes. La fórmula táctica se hizo repetitiva, lo que generó las respuestas adaptativas rivales pertinentes. En el comienzo de todo, y cuando el paso era firme hacia el título, el contendiente desconocía cómo podía venir la mano, pero después ya todos se dieron cuenta.   

Ah, y como estamos llenos de expertos en entrenamiento de la condición física en el fútbol, no faltan los que achacan al declive de Colo Colo una caída en este plano. Ahora, seamos sinceros: en el mismo Monumental tiraron el tema como excusa de la merma, indicando que había influido en el plantel la última etapa de cuarentena en que los albos debieron entrenarse por su cuenta en sus hogares. Siempre ha sido llamativo la facilidad con que se culpa a los preparadores físicos de los males de un plantel. Un despropósito total, porque la variable física es el ámbito más medible en el fútbol y cada conclusión debe necesariamente contar con un respaldo de cifras. Hasta ahora, y en este plano, no se sabe de cómo está terminando el año el plantel del Cacique.