La historia de María Ignacia Montt (26) está marcada por la perseverancia y optimismo. La nueva figura de Under Armour, lleva toda una vida en este deporte, ya que comenzó a los 10 años de manera muy recreativa, pero poco a poco se fue empapando de esta pasión.
Claro que a los 11 años sufrió un duro golpe. Fue diagnosticada con diabetes tipo 1. "Ha sido un proceso súper largo de ensayo y error, pero se puede sacar adelante (…). Más que nada ha sido una compañera en todo este proceso de alto rendimiento. En mi casa mis dos hermanas grandes también tienen esa enfermedad, entonces cuando me diagnosticaron fue como 'voy ser igual que ellas', cuenta.
"Al principio no entendía mucho lo que era, pero me di cuenta que iba a ser difícil y que era mucho más de lo que pensaba (…), por suerte tuve contención y buenos ejemplos de personas con el mismo problema. Por lo mismo, me motivaron a demostrar que no iba a ser un impedimento para lograr mis metas personales" , agrega.
- ¿Se sintió discriminada en algún momento? - He tenido suerte en mi carrera deportiva porque nunca he recibido mensajes malos. Eso sí, recuerdo que cuando chica salí en el diario y recibí una llamada de un desconocido diciendo 'dejate de dar pena por la diabetes'. Ahí recuerdo que bloqueé el número. La enfermedad requiere de mucha paciencia y mis entrenadores han tenido que aprender mucho, porque no es lo mismo entrenar a una persona con diabetes.
- ¿Qué les diría a las personas que conviven con una enfermedad? - Que la miren como un motor de mejora y no como algo malo, dado que uno siempre se puede sorprender con lo que puede suceder. Al final, no echarse para abajo, ya que siempre puede ser peor y tratar de sacar lo mejor que se pueda. No se debe mirar como adversidad.
- ¿Cómo lo hizo para no desistir? - Al inicio no encontré ningún atleta que tuviera diabetes y me hubiese encantado saber toda la información que se tiene hoy en día para que me entreguen una guía con todo lo que se venía. Este año se cumplen 10 años desde mi primer Sudamericano y mirando hacia atrás todo esto ha sido una motivación para ser un referente deportivo y ayudar a la gente que no le pase lo mismo. Quiero ver más personas con diabetes en el atletismo.
Su fallido paso por Estados Unidos - ¿Cómo ha sido tu recorrido en este deporte? - En séptimo básico me salí de atletismo, porque no me habían citado para una posta (risas). Luego me comenzó a ir bien, pero no siempre ha sido éxito. De hecho, la primera lección fuerte fue en 2014, cuando un desgarro me dejó fuera del Mundial Juvenil. Después me fui a Estados Unidos, creí que me iba a funcionar, pero no pasó, por lo que me devolví a Chile. Tuve un par de lesiones y durante 5 años no mejoré mis marcas.
- ¿Cómo viviste esa primera lesión? - Muy mal, porque llegaba muy bien para el Mundial Juvenil Sub-20, con mis mejores marcas, pero me lesioné dos días antes de competir en EE.UU. Es duro pero esa lesión fue muy distinta a las que tuve después, ya que en 2019 tenía a todo un grupo de personas que me ayudaban y entre todos realizamos un trabajo en común para recuperarme.
- ¿Por qué no resultaron las cosas en Estados Unidos? - Me fui a los 19 años, saliendo del colegio, por una beca deportiva. Me iba a estudiar y entrenar, lo que me ofrecieron era bastante bueno, porque tenía las ganas de vivir la experiencia de vivir afuera, de competir en USA que es uno de los mejores países en atletismo. Sin embargo, fue totalmente distinto a lo que me habían dicho. Tuve dos entrenadores, la segunda era una mujer y no me llevé nada bien con ella. Al final me di cuenta que estaba avanzando en lo académico, pero lo deportivo me estaba yendo para abajo. Decidí volver.
- ¿Por qué no fue buena la convivencia con la entrenadora? - Era una persona que no tenía la capacidad y no tenía la experiencia que yo necesitaba. En EE.UU el tema del atletismo es fuerte, ya que uno es estudiante y atleta al mismo tiempo, por lo que se debe compatibilizar las dos actividades.