El 2022 comenzó como un año histórico para el hockey césped chileno. El equipo obtuvo la primera clasificación de su historia a un Mundial tanto en la categoría de damas como varones . Tras este logro, la capitán de Las Diablas, Constanza Palma, conversó con AS sobre su camino para llegar a la Copa del Mundo y se refirió a la realidad de ser hockista en Chile, un país donde este deporte sigue lejos del profesionalismo y carga con el estigma de ser asociado a una élite socioeconómica.
- ¿Qué significa para usted clasificar al primer Mundial en la historia de Chile? - Primero, un honor, y me siento muy afortunada de tener la posibilidad de ir al Mundial. En segundo lugar, creo que es un trabajo que se viene haciendo hace muchísimo tiempo. Piensa que llevo 12 años en la selección y este trabajo empezó por lo menos hace unos 30. El proceso de empezar a hacer crecer el hockey, de tratar que cada día sea más profesional, con jugadoras más profesionalizadas. Si bien no nos pagan, tratar de ser lo más profesional posible dentro de lo que puede cada una.
- ¿Cómo fueron viviendo el trayecto para llegar a la clasificación? - La presión de la localía estaba, pero yo también veía un equipo muy seguro de lo que estaba haciendo, que se había preparado de la mejor manera. No podríamos haber hecho nada mejor, estábamos preparadas, hicimos todo lo que podríamos haber hecho (...). Solo quedaba competir en casa y, bueno, yo siempre he dicho que tiene como una arma de doble filo, porque uno tiene mucha gente apoyándote, gritando en contra del otro equipo, a favor tuyo, apoyándote y todo, pero por otro lado, hay mucha gente mirándote, te puedes poner más nerviosa, pensar de repente ‘qué estará pensando el que está afuera’ (...), pero en este caso yo creo que nos potenció 100%, y en el partido con Estados Unidos fue clave el apoyo de toda la gente de afuera
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- Considerando que el hockey, al igual que la mayoría de deportes en Chile, no tiene ligas profesionales ni un mayor apoyo financiero, con muchas jugadoras que estudian, trabajan y juegan ¿cómo fue para ustedes el camino para llegar al Mundial en este contexto? - A final eso es lo difícil, que estás peleando muchas veces contra equipos que sí tienen jugadoras dedicadas en un 100% a jugar por la selección y su club. Las argentinas, por ejemplo, son muy pocas las que trabajan o estudian, y si estudian es con muchas facilidades, algo que no es nuestro caso. Nosotras la mayoría estudia o trabaja y tenemos que hacer algo, porque el hockey lamentablemente en algún minuto se nos acaba. Por lo mismo, lo difícil es pelear contra equipos que se dedican más a eso como Estados Unidos o Canadá, porque uno no tiene los tiempos de descanso, no tienes todas las horas que tiene el resto para entrenar. Se hace difícil, sí, pero de a poco yo creo que hemos logrado ir profesionalizándonos en el sentido de respetar las horas de descanso, de ir a todos los entrenamientos, de entrenar todos los días a full, dejando quizás más cosas de lado, pero todos han puesto de su parte para dedicar lo máximo a ‘ser profesional sin ser profesional’.
- Muchas veces ustedes posponen sus carreras, estudios, relaciones familiares, por dedicarse a mejorar en un deporte que no les presenta ingresos, y muchas veces tampoco reconocimientos del país, ¿por qué deciden hacer esto por su deporte? - Sí, en verdad es muy difícil. ¿Por qué lo hacemos? Porque amamos el hockey, porque creemos en el hockey chileno también, queremos que crezca, que se masifique, que cada vez más niñas quieran jugarlo y la única manera de hacerlo es a través de jugar y demostrar que el hockey chileno está para grandes cosas. Cada vez que vas creciendo se pone peor el tema, porque quizás cuando estás en la universidad puedes compatibilizar bien las dos cosas, tomas menos ramos, como que puedes llevarlo de una mejor manera, pero ya una vez que sales de la U y tienes que ponerte a trabajar, llega un punto en que tus papás te dejan de apañar. Yo no me eché ramos en la universidad pero me demoré como 9 años en salir, porque un año me fui a Estados Unidos, otro año me fui a Bélgica, después a Alemania, luego tuve que congelar para un Panamericano, luego para otra competencia, y siempre venían al medio cosas que me hacían atrasar. Salí de la universidad y mi viejo fue como 'pucha ahora te toca trabajar'.
- ¿Y cómo llevó eso? - Los primeros años me dedicaba más a entrenar equipos de hockey, que es como lo más compatible con el horario de entrenamiento y todo, y llegó un minuto en el que era o me voy para afuera a jugar, que es la única manera en que te puedes dedicar al hockey en un ciento por ciento, o me quedo acá y me pongo a trabajar. Y es complicado porque al final no tienes las horas de descanso que necesitas, tienes que andar corriendo todo el día, que entrenas en la mañana, después tienes que ir a trabajar, después tienes que ir a entrenar de nuevo en la tarde, después llegar echa bolsa a tu casa, entonces en verdad eso igual es complicado y el sacrificio que hacemos no es menor. Siempre decimos que es algo que solo nosotros sabemos el sacrificio que hace cada una, la gente no ve todo eso, porque igual tienen la idea del futbolista que va a entrenar en la mañana y después en general queda desocupado todo el día. Lamentablemente nosotros no podemos vivir de esto todavía, así qué hay que hacer algo al mismo tiempo que no es sólo hockey.
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- Cuando habla de masificación, el hockey tiene el problema de que se le estigmatiza como un deporte de la élite ¿cómo se lucha contra esto y cuánto cuesta en verdad jugar hockey? - Sobre cómo se lucha, creo que la Federación está haciendo un trabajo gigante con colegios de más bajos recursos, con talleres en el Estadio Nacional abierto a público general, ahora que vamos a tener las canchas que estamos esperando hace mucho tiempo allá. Hay muchas que van a hacer clínicas de hockey a otro lugares, la Manu (Urroz) yo sé que va a hacer clínicas a largo de todo Chile, la Cami (Caram) con la hermana también han estado haciendo eso, han ido hasta a Isla de Pascua para dar a conocer el deporte y yo creo que es una pega nuestra mezclado con la Federación. Quizás falta un apoyo del gobierno para que nos ayude a masificar el deporte con un poquito más de recursos, pero yo creo que se ha ido cumpliendo el objetivo de masificar el hockey, aunque es un proceso lento.
- ¿Y cuánto cuesta realmente? - El alto rendimiento no es barato, pero en verdad lo que necesitas es un palo y una pelota. Palos hay de todos los rangos de precios, o sea si estás empezando no tienes por qué comprar el más caro de todos, puedes jugar en pasto, en cemento, donde quieras. A mí me pasó que cuando viví en Argentina, se veía a las niñitas en las plazas jugando hockey, entonces como que el tema de las canchas no es excusa tampoco. Creo que se está haciendo de a poco un trabajo de masificación y que tarde o temprano va a empezar a dar frutos.