Fue '10' de Boca y hoy es el nuevo patrón de O'Higgins

- ¿Qué le pareció la recepción del público?
- El cariño de la gente no me lo esperaba de esa forma, porque recién era mi primer partido, pero que te lo brinden demuestra que la hinchada tiene aguante y sigue al equipo siempre.

- Ahora asoma en el horizonte Palestino, un equipo muy experimentado y con un DT como Gustavo Costas que ha ganado en muchas partes de Sudamérica.
- Sí, es un partido bravísimo. Hemos visto cómo juegan ellos y esperamos poder imponer nuestro juego, proponer siempre. Sabemos de la calidad que tiene el rival, respetarlos, pero hacer lo que venimos entrenando.

- ¿Qué opinión le ha dejado su nuevo club en estas primeras semanas?
- Me sorprendió muchísimo para bien. Más que nada, los compañeros que he tenido y que pasaron por aquí, como Mariano Uglessich, quien cuando yo estaba en Vélez me hablaba siempre de lo que era la institución. Ahora comprobé que el Monasterio Celeste está a nivel europeo sin ninguna duda. Nico Oroz, con el que compartí en Grecia, también me comentó cosas muy buenas del club y fue lo que más me atrapó, porque donde uno más tiempo pasa es en el centro de entrenamiento. Además, el llamado de Mariano (Soso) fue fundamental para que yo esté acá. Por otro lado, me encuentro muy cómodo en Rancagua. Con mi mujer ya nos instalamos, así que estamos como en casa.

- Son días muy especiales en el club. Se cumplieron nueve años de la tragedia que dejó 16 hinchas fallecidos. Para usted, fue la primera vez que le tocó participar en el homenaje a las víctimas. ¿Qué sintió?
- Cuando llegué me llevaron a conocer el monumento que hicieron acá. Fue una tragedia y justo ese año que pasó, el club pudo ser campeón. De mi parte acompañar, apoyar a los familiares en un momento así y también representar y honrar la camiseta. Fue un día muy emotivo en el club.

- ¿Algún juvenil que lo haya sorprendido por su nivel?
- La verdad que hay chicos muy buenos y con gran disposición al trabajo. Eso me llama la atención de todos en general. Me gusta mucho (Cristóbal) Castillo. Tiene un potencial muy grande y se entrena muy bien. Hay que acompañarlo, no exigirlo de más, pero como está la regla de los minutos juveniles, da la posibilidad de jugar. Ojalá sea el inicio de una nueva generación de Chile.

- Generalmente, cuando llega a Chile un refuerzo del extranjero, toma los números 'pesados'. ¿Por qué eligió el 37?
- (Ríe) ¡Sí! Me ofrecieron esos números y cuando les dije que quería el 37, me dijeron que lo usaban los juveniles (ríe), pero les dije que era mi número, porque siempre he tenido una conexión con ese dorsal. En mi primer entrenamiento con la primera de Vélez me dieron la ropa y era el 37, que no lo pude usar en partidos oficiales. Después, en Turquía, ¡me lo volvieron a dar! Y ya cuando fui a Italia lo pedí y me sentí muy cómodo. Además, lo jodía a mi hermano...

- ¿Por qué lo molestaba?
- Yo en Boca jugaba de '10', entonces ahora usó la tres y la siete (ríe), así que sigo usando la '10' (ríe).

- ¿Y por qué fue retrocediendo en el campo?
- Se fue dando. Yo soy de Bariloche y me fui a los 11 años a Boca. Me fueron a buscar y uno se va haciendo de abajo, de a poquito. Primero me probaron de volante por la izquierda haciendo el carril. Siempre fui muy potente, iba para adelante, pero no era habilidoso, entonces cuando me dejan libre de Boca, me llaman de Vélez diciendo que buscaban un lateral izquierdo...

- ¿Cuál fue su primera reacción?
- '¡Nooo, otra vez tengo que irme para atrás!' Y yo dije, bueno, empiezo de lateral y después digo que juego más adelante. Nunca pasó (ríe). Hice harto de mi carrera juvenil como lateral hasta que (Héctor) Almandoz, que hoy dirige a Copiapó, me dice en esa época: 'Mirá, me falta un marcador central y siento que lo puedes hacer muy bien. Si sientes que puedes jugar ahí, te subiré a la reserva'. Obvio que acepté y empecé a jugar ahí.

- ¿Y qué pasó después?
- Tuve una charla con Ricardo Gareca y me comentó que no había centrales zurdo en el fútbol mundial, que me iba a seguir en reserva y de ahí me fui sintiendo cada vez más cómodo. Si después me dicen que les hace falta un arquero zurdo, agarraremos los guantes, yo voy para adelante (ríe).

- Cuando más chico a usted le pegaban las patadas. ¿Cuándo aprendió a pegarlas?
- (Ríe). Y uno lo lleva eso, ¿viste? Te sale de adentro. Siempre fui muy temperamental, de enojarme mucho y fui trabajando para evitar expulsiones. Después tuve compañeros como Sebastián Domínguez y Fernando Tobio que me enseñaron muchísimo.

- ¿Cuál fue el jugador que más lo hizo sufrir a la hora de marcarlo?
- Diego Milito. Siempre me dejaba mal parado. Tenía el mapita de la Play en la cabeza. Lo hacía pasar a (Gustavo) Bou, a los laterales y sufrí mucho ese partido (Racing-Vélez). No quería volver a cruzármelo. En Turquía marqué a Adebayor, a Robinho, pero lo pasé muy mal con Racing.