Chile del primer tiempo
Que poco se habla de fútbol y mucho se habla que Chile perdió y todos jugaron mal. O Chile ganó y todos jugaron bien. Nadie habla de fútbol. Nadie analiza. ¿No saben de fútbol?
Chile pierde y dicen que se vayan todos. Chile gana y son los mejores. Que pocas ideas claras de fútbol hay en los comentarios que se leen y escuchan en redes sociales y hasta en la prensa.
¿Alguien puede ser objetivo? Saber de fútbol no se refiere a la historia ni a las estadísticas: se refiere a analizar un partido más allá de un gol o de una equivocación; evaluar el conjunto, la idea, la tenencia de balón y el daño que genera mi equipo con el juego. Y no por una casualidad, o simplemente por un error del rival.
Lo ocurrido ayer, deja algo claro: vimos el mejor primer tiempo de la Era Berizzo a cargo de la Selección. Un 11 contra 11 en el que Chile parecía el local, con un atrevimiento de tomar el balón y demostrar que se puede jugar mejor que el rival y no sólo hacer posesión, sino que también se puede atacar y hacer daño. Tanto así que se generaron remates de media distancia y llegadas claras de gol.
Se vio un Chile que jugaba como equipo, que intentó una presión alta, cortando el juego de defensas a mediocampistas, obligando a los defensas venezolanos a jugar balones largos que hacían disputar a sus delanteros de espaldas y sin ventaja frente a nuestra defensa.
Chile tuvo la capacidad de conectar pases de bloque en bloque, permitiendo una posesión de balón mayor y además un juego más claro y asociado.
Hasta que llegó el gol de Venezuela al final. Fue ahí que el local se encontró con una ventaja que no se esperaba, ni merecía. Un regalo que parecía injusto, pero ventaja finalmente.
Chile salió al segundo tiempo con obligación de empatar, pero la expulsión de Marcelino Núñez cambió todo. Chile se vio obligado a adelantar líneas para lograr el empate, pero dejando más espacios para un contragolpe venezolano. Aquel panorama benefició al local, cuyo juego fue más efectivo que un 11 contra 11, producto de la superioridad numérica y de los espacios.
El fútbol nos sigue golpeando con goles en contra y resultados que nos alejan del sueño de volver al Mundial. Terminamos con angustia, tristeza y con la sensación de obtener una revancha mañana mismo.