“Jugué en España, Italia y ahora en San Marino; soy el único chileno de mi familia y sueño con la Roja”
Gerónimo Zupel nació en Chile, donde vivió hasta los 17 años, cuando partió a Europa. En AS, detalla cómo ha sido su curiosa carrera.


Gerónimo Zupel tiene 21 años y desde los 17 que decidió darle un giro a su vida. En plena pandemia, el volante chileno decidió partir a Europa para terminar su formación como futbolista. España fue el primer destino.
Estuvo un año en Arucas en Gran Canaria. Luego pasó a Italia para jugar en Matera y Tre Valli, antes de arribar al Murata de San Marino.
“Al comienzo fue duro porque fue la primera vez que salí solo, pero después conocí gente muy bacán. La vida es muy tranquila, de playa. En Gran Canaria se parecen mucho a los latinos. Italia es más parecido a Santiago, pero yo estuve en el norte y el nivel de vida es más lujoso. Me encanta cómo funciona Italia. Puedes irte del norte al sur en tren y conocer todo", dice.
En conversación con AS Chile, el chileno cuenta detalles de una historia muy curiosa. Y lo hace de una forma muy particular: mezcla modismos chilenos con un marcado acento argentino. ¿Por qué? “Soy el único chileno de mi familia. Nací allá, pero mi familia es argentina, santafesina. Se instalaron en Chile por el trabajo de mi papá”, cuenta.
Zupel, que vive en Misano Adriático, un bello municipio de Italia, empezó a los seis años a jugar en el taller de su colegio y a los 11 ingresó a las series juveniles de Barnechea. “Cuando entré al club, me empezaron a poner al medio, antes era delantero. Pero jugar como volante fue donde más cómodo me sentí y por eso me quedé ahí”, dice.
- ¿De qué forma se dio su llegada a San Marino?
- Podríamos decir que fue progresiva. A Italia llegué porque conocí a un represente brasileño y un director deportivo también de allá. Después, uno de los dirigentes que estaba en el Tre Valli de Italia, se fue a San Marino y me llamó para ir.
- ¿Qué diferencias ha notado a nivel futbolístico del fútbol europeo con el chileno?
- En España el fútbol era un poquito más trabajado. La parte técnica, por ejemplo. Físicamente, en Chile no me veía como un jugador físico, pero allá sí. Se sorprendían y me veían más fuerte. Y en Italia es un juego más directo. Se busca lo simple, estar bien defensivamente y lo rápido de atacar. Y San Marino es bien de la escuela italiana.
- ¿Cómo se siente, desde adentro, jugar en la liga de San Marino? En las redes, siempre es tendencia cuando la selección juega y hace un gol...
- Me sorprendió mucho porque es muy entretenida. Es bastante competitiva y te da mucho roce. Si sales campeón, puedes ir a Pre-Champions o Pre-Conference, entonces se te abren oportunidades muy grandes.
- ¿Qué rol ha tenido su familia teniendo en cuenta la decisión que tomó de irse tan joven a otro continente?
- Siempre me han apoyado, y estoy muy agradecido por eso. Cuando me fui, extrañé un montón. Yo soy muy mamón (ríe), entonces dejar a mis cercanos fue complicado. Pensé muchos veces en volver a Chile, pero hablaba con ellos y mi pastor también, porque soy cristiano, y me ponían los pies en la tierra para que no dejara mi sueño. Lo que más extrañaba era desconectar del fútbol.
- ¿Hay alguna posibilidad de jugar por San Marino o tiene la esperanza de defender a Chile?
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- Mi sueño es jugar por la selección chilena, lo dejo en claro. Y respecto a San Marino, debes tener la nacionalidad y, para tenerla, debes casarte y esperar como 15 años. En mi equipo son casi todos brasileños y nos preguntábamos cómo se hace para jugar en la Selección, así que preguntando nos dimos cuenta que era casi imposible (ríe). El arquero le tapó un penal a (Robert) Lewandowski, tenía fotos con (Harry) Kane, (Bukayo) Saka, con (Jude) Bellingham... ¡Era demasiado bacán!

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