“Con un brazo menos”: el desconocido partido donde un chileno se hizo ídolo de la Sampdoria

Una misteriosa carta llegó en diciembre de 2019 a Colo Colo y a Unión Española. La misiva provenía del puerto de Génova, Italia. Se trataba de un hincha de la Sampdoria, quien solicitaba que le enviaran un autógrafo del ex jugador Jorge Toro. Posterior al Mundial de 1962 donde fue figura, el mediocampista nacido y criado en el Cacique fichó por la Sampdoria. En la ciudad del norte de Italia, Toro fue protagonista de un partido rotulado como leyenda, del cual poco y nada se sabe en Chile. El hincha italiano que escribía la carta había crecido escuchando sobre una hazaña de su equipo y del heroísmo de Toro. Pero ¿qué hizo el futbolista chileno para desatar este sentimiento de idolatría?

La confesión

En mayo de 2020 lancé mi libro “1962: Los secretos del mundial imposible”. En la actividad estuvo presente como invitado Jorge Toro, uno de los tantos entrevistados para esta obra. El ex futbolista llegó con su esposa Matilde Martínez. Fiel a su estilo, quitado de bulla y de muy bajo perfil, Toro se fue soltando y hasta tomó el micrófono para narrar una que otra anécdota. Y claro, cómo no las va a tener, si jugó en Italia, una liga competitiva donde el espacio para la participación de un chileno en la década de los 60 era casi un despropósito. Defendió los colores de Sampdoria, Hellas Verona y del Modena. Luego de Italia retornó a Chile donde defendió a Colo Colo y fue campeón con la Unión Española. Pero allí, sentado en el lanzamiento de este libro estaba Toro, el jugador que había eclipsado la primera visita de Pelé a Chile en 1959. En aquella vez, el Cacique le ganó al Santos por seis a dos con tres goles del ‘Chino’, como le decían a Jorge. Toro, el mismo que había convertido dos golazos en el Mundial nuestro, uno a Italia y otro a Brasil. Luego de la presentación vino el cóctel. En medio del gentío e invitados me acerqué a Toro y le pregunté, “Jorge, ¿será su gol de tiro libre a Brasil en el Mundial del ‘62 el más hermoso que ha hecho?”. Toro me miró con cara picarona y me respondió: “Fue uno que le hice al Milán con un brazo menos”.

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Así fue el partido mágico de Jorge Toro en Italia

Génova, domingo 28 de octubre de 1962. Ya habían pasado cuatro meses de haber concluido el mundial chileno. Jorge Toro ya se desempeñaba en Italia y era pieza clave en la Sampdoria. El equipo del puerto italiano recibía en la séptima fecha al poderoso Milán, capitaneado por Césare Maldini. El escenario del encuentro fue el Estadio Luigui Ferraris. Casi veinte mil personas veían lo equiparado de las acciones en las primeras jugadas del partido.

A los 30 minutos Toro recibe una grosera falta. El chileno cayó con todo el peso de su cuerpo sobre el brazo derecho. Sale de la cancha dos minutos y retorna con un cabestrillo que le sujeta el brazo por debajo de la camiseta. Por esos años aún no se permitían los cambios, a pesar de que los jugadores estén lesionados. Casi terminando el primer tiempo, Milán anotó un gol.

Al poco andar del segundo lapso, el local logró el empate a través de Bergamaschi. El partido tenía vértigo y se tornó de ida y vuelta. Quedando diez minutos para el final, la defensa visitante cometió una infracción a unos veinte metros del arco rojo y negro. El balón lo tomó Toro, quien cobró el tiro libre y clavó el balón en un ángulo. El público estalló por la belleza y elegancia del gol, pero también porque el jugador que lo convirtió hacía un loable esfuerzo por mantenerse en el campo de juego.

Al finalizar el partido, sus compañeros lo intentaron abrazar de una rara manera para no dañar más su brazo. Y es que el chileno había jugado una hora lesionado. Al día siguiente, Jorge Toro se tomó las portadas de los diarios italianos. En Génova aún sigue viva la leyenda del gol del eroe cileno con il braccio rotto.

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* Enrique Corvetto Castro, autor de “Gobernar es educar”, “Prohibido olvidarlo” y de “1962: Los secretos del mundial imposible”. Periodista y profesor de Estado.