ENTREVISTA AS

“Dejé Chile y me vine solo a jugar a Nicaragua... Mi mamá sufrió, pero mis hijos tienen que comer”

“Vine a ciegas, no sabía con qué me iba a encontrar. Ahora quiero quedarme acá y traer a mis hijos”, señaló Juan Pablo Abarzúa, en entrevista con AS.

“Dejé Chile y me vine solo a jugar a Nicaragua... Mi mamá sufrió, pero mis hijos tienen que comer”
Francisco Sánchez
Nació en Pucón, en 1999. Periodista practicante en AS Chile, cursa actualmente el quinto año de la carrera de Periodismo en la Universidad Austral de Chile. En la redacción de AS, colabora con pautas periodísticas, junto a la producción de cápsulas multimedia y su difusión en redes sociales.
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A más de 5.000 kilómetros de su natal Concepción, Juan Pablo Abarzúa asume un importante desafío profesional. El futbolista de 33 años decidió dejar el fútbol chileno para emprender rumbo a Centroamérica, específicamente para jugar en el Rancho Santana, de la Primera División de Nicaragua.

“Acepté la oferta sin dudas. A mi familia, en específico a mi mamá, le costó la decisión. Decirle que me iba a otro país, donde era imposible que me visite, fue fuerte. Me vine solo, a ciegas, no tenía idea de nada. Dejar a mis hijos fue difícil, pero lo hice porque soy el principal sustento de la casa, ellos no pueden dejar de comer, de tener su educación. Tuve que hacerlo", señaló el volante en entrevista con AS.

Ahora, el equipo de Abarzúa debe disputar un partido de promoción para evitar el descenso a la B. Un duelo que resulta clave para que su familia pueda acompañarlo en su travesía por América central. “Me encantaría traer a mis hijos y que puedan disfrutar esta experiencia. Si me preguntas ahora, no me gustaría volver a Chile”, complementó.

“Dejé Chile y me vine solo a jugar a Nicaragua... Mi mamá sufrió, pero mis hijos tienen que comer”

- Tras su paso por Deportes Rengo, ¿cómo resume sus primeros cinco meses en Nicaragua?

- Llegué a un equipo que juega por primera vez en la máxima categoría, es un equipo nuevo que se fundó en 2015. Tiene un proyecto interesante, con recursos para hacerlo. Dentro de la liga, me ha ido bastante bien, he jugado casi todos los partidos. He ido se menos a más, acostumbrándome al cambio del fútbol chileno al nicaragüense.

- Respecto al nivel de juego, ¿qué diferencias nota entre ambos países?

- Físicamente, en Nicaragua son más fuertes, pero menos tácticos. Es un poco más desordenado, aunque es bueno. Igual es vistoso, a veces tiene sus defectos como en las canchas, pero en el club que estoy tenemos todas las comodidades. Quieren dejar al club en Primera y al próximo torneo pelear con los más grandes de acá, que son casi siempre los mismos.

- ¿Y las distancias?

- Yo estoy en el sur de Nicaragua, pero las distancias comparadas a Chile son mucho más cortas. Acá lo máximo son siete horas al norte, lo cual no lo encuentro mucho. Recuerdo que cuando jugaba en Puerto Montt, hacía bus a Santiago y nos demorábamos mínimo 12 horas. A Copiapó hicimos como 24 horas. Lo que sí, acá casi siempre se viaja en bus, en avión es muy difícil.

- Aparte del motivo familiar, que usted nos mencionó anteriormente, ¿qué otro factor lo motivó a salir de Chile?

- La oportunidad de salir del país, de conocer otra cultura, otro futbol. A mi edad, con 33 años, se empieza a hacer difícil conocer otras ligas. Se me dio la oportunidad gracias al profe Jonathan Orellana (también chileno), que me contactó y me quiso traer. Yo pude quedarme jugando en Chile, pero la experiencia de salir me llamó mucho la atención.

- Fuera de lo futbolístico, ¿qué es lo que más le ha sorprendido de Nicaragua?

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- Pese a que no tiene un gran desarrollo comercial, como tiendas grandes o malls, es un país súper seguro. Cuando me vine pensé que era lo contrario. El nicaragüense es muy humilde, esforzado, como en el sur de Chile, donde viví varios años. Te invitan a la casa, comparten contigo, son de piel. Con mis compañeros me llevo muy bien, nos invitamos a la casa a comer. Acá al nacional no es tan bien pagado, el sueldo mínimo es de 200 mil pesos, e incluso algunos ganan menos que eso, entonces también los invitamos a comer, a compartir. Tratamos de llevar bien al grupo.

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