U. de Chile
El cambio que impulsó Aránguiz
La llegada del histórico mediocampista tuvo un impacto profundo e inmediato en el cuadro azul. Las cifras y el funcionamiento fueron evidentes.
Charles Aránguiz inició su segundo ciclo en Universidad de Chile solo cinco días después de ser oficializado como nuevo integrante del plantel en agosto. Lo hizo en el Superclásico ante Colo Colo (0-0), cuando ingresó durante el entretiempo en el Estadio Nacional. De ahí, el mediocampista no dejó más la oncena titularidad y cerró el Campeonato Nacional con 12 partidos disputados, etapa en que inmediatamente dejó su huella en el funcionamiento del cuadro dirigido por Gustavo Álvarez.
La influencia de Aránguiz se trasladó también al desempeño de los azules para lograr el título de la Copa Chile. El ex Inter de Porto Alegre anotó el gol del triunfo en la final contra Ñublense, que le permitió a la U concluir el 2024 con un título, tras ceder por un margen mínimo en la disputa del cetro del Campeonato Nacional ante Colo Colo. Desde que Álvarez incluyó a Aránguiz en el equipo, la realidad de juego de la U mejoró evidentemente.
Cambio inobjetable
Hasta la fecha 18, jornada previa al reestreno de Aránguiz, los azules sumaban 36 puntos, los que eran producto de 10 triunfos, 6 empates y 2 derrotas. El índice de efectividad ascendía a 67%, con una diferencia de gol de 14 tantos, a raíz de las 31 conquistas a favor y las 17 que recibió Gabriel Castellón en la portería.
El cuadro universitario comandaba la tabla de posiciones, pero los empates ante Iquique, Ñublense y Cobresal, junto a las derrotas contra Audax Italiano y Universidad Católica, generaban ruido en la campaña. No era solo por la inestabilidad en el funcionamiento colectivo, también porque Colo Colo sumaba partidos suspendidos y la posibilidad de poner en duda el liderato de la U era una opción cierta.
Con la llegada de Aránguiz el panorama se estabilizó y las cifras son elocuentes. El elenco dirigido por Álvarez sumó 29 puntos, lo que arrojó un 81% de rendimiento en el torneo. Los azules ganaron 9 partidos, empataron 2 y cayeron en una oportunidad. Fue el 3-0 contra Iquique en el Tierra de Campeones, resultado negativo que finalmente los privó de alcanzar el título de 2024. Además, la diferencia de gol en esas 12 fechas aumentó a 29 tantos, con 22 goles a favor y 7 en contra. Un cambio rotundo y evidente.
Aporte funcional
En la cancha, Aránguiz también se integró de inmediato a la operatividad futbolística desarrollada por Álvarez. El DT lo incluyó en la doble funcionalidad que cumplieron los volantes mixtos. Como único acompañante de Marcelo Díaz en el marco del sistema de juego 1-3-4-3, estructura con la que el argentino buscó otorgar variantes posicionales y de juego a lo largo de la temporada. Aránguiz fue el segundo mediocampista central, con obligaciones de desdoblarse constantemente y generar superioridades en el espacio central de construcción y ataque.
La otra funcionalidad del ídolo azul se dio en el contexto del sistema 1-4-3-3 que, por leve mayoría, empleó principalmente Álvarez. Aránguiz integró la zona de volantes junto a Díaz e Israel Poblete. Constituye el marco posicional más idóneo para el ex hombre de la Roja, pues como mediocampista mixto adelantado dispuso de plena libertad para intervenir regularmente en las fases defensiva y ofensiva del juego. Así, por ejemplo, marcó el gol que le dio la Copa Chile a la U contra Ñublense en el cierre del 2024.