El milagro de Tiago
Uno de los misterios más grandes e inexplicables que registra el fútbol es cómo un equipo puede cambiar tanto cuando de un entrenador a otro. Los mismos jugadores, idéntico plantel, consiguen alzas en rendimientos que sorprende a propio y ajenos.
¿Es un milagro lo que ha hecho Tiago Nunes en la Universidad Católica? Nada de eso. Es sistemático. Es organizado. Es fútbol. No es primera vez que sucede ni será la última.
El técnico brasileño (quien nunca fue futbolista profesional) asumió en medio de una crisis en el equipo de la franja. El proceso anterior, de Nicolás Núñez no sintonizó ni en los resultados ni en rendimiento, pese a clasificar a la fase inicial de la Copa Sudamericana, donde fue eliminado tempranamente.
No era menor el desafío para Tiago Nunes, un entrenador con trayectoria dilatada, con resultados buenos y malos, como casi todos los técnicos. Poseía una espalda pragmática a la que hecho mano rápidamente. Muchas veces los análisis del fútbol se ordenan desde el buen rendimiento como piedra inicial y los resultados como consecuencia lógica de esa identidad. Tiago Nunes comenzó al revés.
Dada la urgencia del momento, buscó que el equipo obtuviera resultados primero, sin demasiado brillo, ganara en confianza y a partir de ahí comenzar a estructurar una idea de juego. Al cabo de varias fechas, seguir reduciendo la mirada de la UC sólo a una escuadra que saca resultados, sería una óptica estrecha y mezquina. Esta Católica ya presenta un patrón de juego y la victoria ante la Universidad de Chile lo demuestra.
Hay apuestas colectivas por parte del DT. Contra la U apostó por tres centrales y una mitad de la cancha que mezclaba el buen pie con la refriega. Extremos con perfil cambiado, lo mismo que en el juego interior, convirtiendo la salida en una herramienta difícil de descifrar para el adversario. Cuando tenía que jugar a dividir lo hacía sin miramientos. Cuando esperaba para salir rápido, lo cumplía con eficiencia. Dio vuelta un partido que comenzó perdiendo antes de los 10 minutos contra un equipo que sigue siendo puntero del certamen y marchaba invicto.
Hay un diseño y croquis de partido, pero el fútbol se define también por los nombres propios y en la UC el alza de prestaciones individuales es evidente. El reflejo fue el duelo ante la U: rendimientos altos de Gillier, Ampuero, González, Pinares, Tapia, Aravena, Zampedri, cada uno con su cuota de rigor táctico, en demanda de un soporte colectivo.
Queda mucho torneo aún. La UC salió de la emergencia hace rato y ya es parte del vagón de arriba. No es poco. Ni es un milagro.