U. de Chile

El nuevo camino de la U

Ante O’Higgins, los azules implementaron una variante que resultó clave para modificar el partido y vencer. Fue la mejor actuación de la era Pellegrino.

JORGE LOYOLA/PHOTOSPORT

En Universidad de Chile tenían razones de sobra para festejar la victoria por 1-0 ante O’Higgins. Vencieron en los descuentos, con un gol de Leandro Fernández y el resultado favorable tuvo un color especial. Lo concreto es que los azules exhibieron una mejoría, puntualmente en la segunda fracción, y merecieron el triunfo. Sí, el cuadro de Rancagua se impuso en el trámite durante el primer tiempo, pero no logró trasladar la superioridad al marcador.

Luego del descanso, la U se organizó con otra distribución posicional, que resultó clave para modificar el partido. Del sistema 1-4-3-3, el elenco comandado por Mauricio Pellegrino (no estuvo en la banca por haber dado Covid positivo) pasó a un esquema 1-4-4-2. Renato Huerta salió y fue sustituido por Nicolás Guerra, quien conformó la dupla de ataque con Fernández. El equipo tuvo un funcionamiento superior y dio visos de que el DT pudo haber dado con la estabilidad futbolística buscada, a partir de tres situaciones vitales de juego.

Nuevo esquema

Hasta ahora, Pellegrino ha insistido en la implementación del orden posicional 1-4-3-3. Incluso, defendió la propuesta, argumentando que la falta de desarrollo futbolístico tenía como raíz elementos centrales del juego y no la distribución espacial. Eso hasta el entretiempo en Rancagua, cuando los azules mantuvieron las composición de la defensa, pero en el mediocampo configuraron una línea de cuatro volantes, respaldando la labor ofensiva de la dupla de delanteros (sistema de juego 1-4-4-2).

El medioterreno quedó organizado con Emmanuel Ojeda y Federico Mateos como volantes centrales. Israel Poblete y Darío Osorio asumieron el rol de mediocampistas externos. Con esto, la U controló el balón, concentró el juego mayoritariamente en campo contrario, exhibió Amplitud para avanzar por los costados y generó situaciones de Finalización. Esto último resultó clave, pues antes O’Higgins contó con chances y la visita apenas se acercó con dos apariciones de Fernández.

Ojeda brindó mayor eficacia con Mateos al lado, pues cuenta de inmediato con un colaborador en la Fase Defensiva. La dupla refuerza la recuperación del balón y así la última línea adquiere mayor seguridad. Al atacar, Mateos se desprendió de inmediato para enlazar con la dupla ofensiva y evitar los balonazos frontales. Es lo que también hacía el volante en Ñublense, de modo que la funcionalidad es parte de su repertorio.

Fernández, el ‘9′

Una de las críticas a Pellegrino ha tenido que ver con la posición de Fernández como puntero o extremo izquierdo. Sí, ha actuado en esa posición en su carrera, pero en El Teniente demostró que resulta más funcional en el eje del ataque. Generó peligro constante en el segundo tiempo y antes no, debido a que en la etapa inicial fue escasamente habilitado.

Es un ‘9′ con movilidad, que se desplaza por el corredor central sin brindar referencias de marca, pero también fijando su posición para generar el 1 vs 1 con los zagueros. Lo más valorable fue su intención constante de gol, que pudo confundirse con alardes de excesivo individualismo. Buscó el arco siempre, incluso con disparos desde fuera del área. Uno de sus fortalezas es el gran golpe al balón y parecería absurdo declinar del uso de este elemento ofensivo restituyendo al argentino en una ubicación externa.

Lugar justo de Osorio

La reformulación posicional del entretiempo en la U incluyó el retroceso de Osorio a la función de volante externo izquierdo. Un detalle llamó inmediatamente la atención: el zurdo fue destinado a un lugar que respetó su perfil natural. Esto tuvo un efecto favorable en su actuación, pues iniciando sus intervenciones metros atrás contó con más tiempo para las acciones individuales y también para las maniobras de integración al juego colectivo.

Es hábil y veloz, contenidos de juego clave para brindar Penetración por los puntas. Habilita con precisión a distancia, por lo que sus centros cuentan con garantía de riesgo para el rival. Como la función lo exige, no se siente extraño en las acciones de centralización para asociarse en la creación, por su pasado de ‘10′. La sensación en El Teniente fue que el zurdo estuvo cómodo y en un hábitat para definitivamente empezar a concertar las señales de gran jugador que exhibe.

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