Jugó en Chile, se retiró a los 24 años y hoy administra un restaurante en Francia: “No era feliz en el fútbol”

Barco Beach. Así se llama el restaurante de lujo que administra Jordan Barroilhet (24) en Sainte Maxime, específicamente en la Plage de La Nartelle, un sector de la zona sur de Francia reconocido por sus altos costos y sus maravillosas playas. Su vida dio un giro radical: hace poco más de un año, el joven galo vivía en Curicó y defendía la camiseta del cuadro maulino. Su padre chileno le posibilitó un vínculo casi impensado con nuestro país, que decidió no prolongar luego de no encontrar continuidad en los ‘Torteros’.

En 2021 no solo tomó la decisión de volver a su país natal, sino que fue aún más drástico: “Estoy retirado, como dicen (ríe). Ahora estoy empezando de a poco a recuperar el negocio de mis padres, que tienen un restaurante acá. Es una zona bastante cara, muy famosa por las fiestas, sus playas y hoteles. Es un lugar muy precioso. Yo nací y crecí acá y hace muchos años que no había vivido en mi casa, por decirlo de alguna forma. Así que está bueno”.

Según señala a As el ex defensor, que comenzó su carrera en 2015 en el Montepellier II y también tuvo un paso por Deportes Puerto Montt, sus intenciones de retornar a la actividad son nulas: “Fútbol profesional no quiero jugar más. Acá hay un buen club chico, de mi barrio, al que le tengo mucho cariño. Desde que llegué que el técnico siempre me llama para saber si quiero ir a jugar o entrenar con ellos. Iría para allá a divertirme. Pero más que eso, no. El fútbol no es algo que extrañe”.

- ¿Cómo le ha ido en su nuevo rol de empresario?

- Comencé hace poco, hace un par de meses. Ahora es temporada alta, entonces no tengo mucho tiempo. Estoy full trabajo. Llego temprano al restaurant y me desocupo a las dos de la mañana, ando con mucho sueño (ríe), pero también estoy muy feliz. Es un proyecto familiar, que es muy lindo, y es una experiencia que me aporta mucho.

- ¿Se imaginó alguna vez haciendo negocios cuando era futbolista?

- Siempre fue mi objetivo utilizar el fútbol como una plataforma para hacer negocios. Para mí, el fútbol fue una experiencia de vida. No todo el mundo puede jugar al fútbol profesional y cuando uno tiene el talento, es bueno intentarlo. Pero decidí terminar esa etapa de mi vida. No era feliz jugando fútbol. Principalmente, por la gente con la que me tocó compartir. Creo que no me tocó la mejor gente para llegar donde quería. Los negocios son algo en lo que siempre pensé, siempre me interesaron.

- ¿Cómo fue para usted vivir en Chile?

- Fue un período de mucho aprendizaje para mí, me fue bien. Fue un riesgo irme de acá, pero era una experiencia que quería vivir. Creo que tuve mucha mala suerte. Primero, con las lesiones, luego el Covid me ‘mató’ cuando estaba en un buen momento, creo que podría haber hecho mucho más. Ir a Chile fue lindo, significó conocer una parte de mi cultura. Alguna vez seguro que voy a volver, porque tengo en mi mente invertir ahí. He hablado mucho con mi familia sobre hacer negocios ahí, hay un potencial grande. El país me gustó.

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- ¿Y la adaptación al camarín?

- Fue distinto, no difícil. Yo desde muy joven me fui de la casa y tuve facilidad adaptándome a nuevos lugares, nueva compañía, nuevas casas, entonces no me costó eso. Quizás, el primer mes, entender más la mentalidad de la gente chilena, que es diferente a la de acá. Creo que sí fue más difícil con los técnicos. Con ellos nunca me fue bien, puede ser porque teníamos diferencias al ver las cosas. Pero no me costó. Me encantó Chile desde un inicio.

- Su hermano, Richard, jugó en Universidad de Concepción y hoy también se encuentra sin club. ¿Está retirado?

- Eso no lo sé. Él está acá conmigo, y decidió no volver a jugar ahora, pese a que tuvo una oportunidad profesional bastante interesante en otra liga, pero por el momento prefirió estar acá de manera definitiva. Él no tiene tan claro su retiro. Es distinto a mí y tiene una pasión muy fuerte por el fútbol, por lo que no es imposible que vuelva a jugar.