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ENTREVISTA AS

Jugó en la U y dio un giro: “Ya no me presento como futbolista; desde el 2019 no toco una pelota”

Fue lateral izquierdo y se retiró antes de lo 30 años tras dejar Deportes La Serena. Desde 2016 se vinculó al deporte que hoy enamora a gran parte del país.

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Jugó en la U y dio un giro: “Ya no me presento como futbolista; desde el 2019 no toco una pelota”
@robin.melo.cornejo

“Hoy me presento como profesor de pádel. Fui futbolista, ya no”. La frase es de Robin Melo (36), ex jugador de Universidad de Chile y Deportes Temuco, entre otros. A diferencia de una buena parte de los actuales fanáticos del deporte que día a día crece en el país, el ex lateral izquierdo lo conoció hace más de siete años, por lo que su experiencia en la disciplina es muy grande. Prueba de ello, es que compite en Segunda Categoría y +35.

La manera a la que llegó al pádel fue muy curiosa. “Cuando dejé de jugar en Deportes La Serena estaba esperando club. Mi hijo tenía un año de vida y la única forma que se quedara dormido era arriba del auto. Entonces pasábamos por un club que tenía canchas de pádel y futbolito. Mi señora me preguntaba qué era el pádel y no sabíamos. Hasta que un amigo me invitó a jugar un día y ahí empezó el amor por este deporte”, comenta Melo en conversación con AS Chile.

Robin Melo junto a Manu Martin, uno de los entrenadores de Arturo Coello y Agustín Tapia, la pareja número dos del mundo.
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Robin Melo junto a Manu Martin, uno de los entrenadores de Arturo Coello y Agustín Tapia, la pareja número dos del mundo.

- ¿Y fue un amor instantáneo?

-Sí, porque al final fue tan entretenido el juego en sí y además encontré la competencia que me había dado el fútbol en algún momento, en un contexto más amateur, más apasionado. Pero es un deporte más blanco, no es tan malintencionado como puede ser el fútbol competitivo en el sentido de los negocios, de la venta de los jugadores, de sacar ventaja de algo. Más allá de lo económico, el pádel es un deporte que todavía te permite competir, por lo menos a nivel nacional.

- ¿Cómo llega a dedicar su vida a él? Hoy usted es profesor de pádel certificado...

- Yo empecé a hacer clases en 2018, pero sin curso. Una vez de un club me ofrecieron participar en uno de Nito Brea, que es el clásico con el que todos empiezan. Antes ya había hecho talleres de fútbol para la Municipalidad y se dieron cuenta que se me hacía fácil enseñar. Empecé a buscar información de cómo mejorar primero como jugador. La posición, dónde le pego, qué puedo hacer, qué puedo mejorar. Además, una vez un amigo me dijo que sentía que se me hacía muy fácil enseñar y me incentivó a que hiciera clases. Ahí me picó el bichito. Hoy debo tener cuatro cursos técnicos y siete físicos, algo así.

- ¿Y el pádel también lo veía desde una arista competitiva?

- Sí, por eso empecé a investigar, para mejorar mi juego primero. Por ejemplo, mi primera salida a competir fue a Valdivia, ya que era lo más cercano que teníamos en Temuco. Y después busqué esa instancia para realizar una capacitación con un respaldo que te certifica. Yo dejé de jugar fútbol y me metí a jugar pádel. Lo último que hice con el fútbol fue participar un Mundial de fútbol 7 en Italia en 2019. Desde ahí que no toco una pelota. Me siguen invitando, pero ya no me llama la atención.

- ¿Por qué el Mundial de Fútbol 7 en Italia fue su último acercamiento con el fútbol?

- Porque después hubo una Copa América en Brasil en época de pandemia. Era cuando tu tenías que viajar, hacer 15 días de cuarentena allá y en Brasil el Covid andaba de la mano con la Caipirinha (ríe). Entonces era pasar Navidad solo en una residencia, no era viable. Tenía el permiso de mi señora (ríe), lo luché, pero al final no fui. Privilegié la salud de mi familia. Entonces ese torneo en Roma fue lo último. Fuimos cuartos.

- ¿Jugó pádel y ya nunca más quiso jugar fútbol?

- Lo que pasa es que cuando el futbolista vive del fútbol, tiene que generar lucas. Yo hacía talleres en la Municipalidad en Temuco y jugaba futsal en un equipo y fútbol en otro amateur. Entonces en el pádel empecé a generar esa plata que me daba el fútbol en dos o tres partes, pero con más tiempo para mí y mi familia y menos control de otras personas. No había gente mirando qué compraba en el supermercado, que hablara de lo que andaba haciendo o incluso hasta salir a comer con mi señora sin esa preocupación de que te sacaran una foto o que al día siguiente hubiera partido y te dijeran algo. Lo otro es que también el fútbol me ayudó a poder entrar a la universidad. Un día le dije a mi mujer: ‘me aburrí, no juego más’.

- ¿Ella lo apoyó?

- Es que yo sentía por lo menos en Deportes La Serena que lo que había deportivamente ya no era justo, y eso me empezó a desmotivar. Luego, tuve un problema en el fútbol amateur con un equipo de barrio por el que incluso llegaron a amenazarme a mi casa. Yo ya le había dicho que el día que me levantara sin la misma motivación de ir a entrenar, lo dejaría. Y pasó eso y me alejé, porque no valía la pena arriesgarse tanto por las lucas que te daba el fútbol amateur. Ya estaba haciendo otras cosas también, entonces no me iba a exponer a llegar lesionado a esos lugares. Le perdí el cariño al fútbol amateur, siendo que cuando volví, pensé que iba a disfrutar como cuando era niño y no fue así.

- ¿Qué le decían sus ex compañeros futbolistas cuando entró al pádel?

- Eso fue muy gracioso, porque todos mis amigos que me molestaban, me mandaban memes y todo, ahora son los que están jugando (ríe). Ahora hay un montón de futbolistas que pasan metidos en las canchas, que están con complejos deportivos. Yo estuve haciendo clases de pádel en un club en Concepción y me encontré con Pedro Morales, que fue alumno mío allá.

- ¿En los clubes de pádel lo reconocen o lo asocian con el ex jugador de la U o es un jugador más de pádel?

- Hay gente que me conoce y sabe que jugué a la pelota, pero ahora la gente ya me conoce más por las clases (ríe).

- ¿Qué tipo de alumnos tiene?

- Ahora directamente es la gente tiene a sus amigos jugando y ellos también quieren. Como todos queremos estar a la moda, nos ponemos a jugar. Pero hay de todo. En algún momento tuve un matrimonio de doctores que no jugaban con nadie, pero se reían y competían entre ellos, como tengo gente que fue seleccionada chilena con 57 años. Uno se va adaptando a lo que busca la gente. Para mí es más fácil hacer una entrevista previa y conocer lo que necesitan o lo que buscan para fijar objetivos o metas.

- ¿Y cómo es para usted cuando ve un progreso sustancial de algún alumno?

- Yo lo empecé a anotar cuando primero fue el boca a boca el que me hizo conocido por las clases. Cuando me paseaba por el club hablando con la gente y te tocaba el cristal de la cancha para saludarte, o te dejan un mensaje de agradecimiento, todo eso es muy bonito.

- ¿Qué anécdotas tiene en el pádel gracias al fútbol?

- La Serena fue una de mis primeras salidas a competir. Fui al club 4 Esquinas y los dueños, son hinchas de la U. De hecho, tenían una foto del equipo cuando estaba (Sergio) Markarián. Entonces yo les digo ‘Oye, qué linda esa foto... y ese que está ahí es muy guapo, ah’. Me empiezan a mirar y me dicen: ‘¿tú erís Robin Melo?’. Eso tiene que haber sido en 2017 y de ahí en adelante formamos una gran amistad. Los dueños del club son muy amigos de Juan Fuentes, un coordinador que tuvo mucho tiempo la U cuando estaba en el Caracol Azul.

- ¿Qué aspiraciones tiene para el futuro?

- Espero en algún momento ser el único en Chile en participar en una Selección de Fútbol y una Selección de Pádel. Representar al país sea cual sea la disciplina es un orgullo inexplicable.

Robin Melo con Miguel Lamperti, una leyenda del pádel mundial.
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Robin Melo con Miguel Lamperti, una leyenda del pádel mundial.