Jugó en las cinco divisiones de Chile y se retiró con 30 años: “Doy por terminada mi carrera; duele dejar lo que tanto amo”

Dejar el fútbol después de una sufrida y desafiante carrera nunca es fácil. Más aún cuando hay un sueño de la infancia de por medio. Esa es la historia de Gustavo Fuentealba, quien tomó la decisión de colgar los guantes con apenas 30 años.

El ahora ex portero, con pasos en cinco categorías diferentes del fútbol chileno, donde registra una temporada en Primera con La Serena, dialogó con As sobre su trayectoria y su reciente retiro. “El momento que más me marcó fue cuando debuté en Primera División. Ahí cumplí uno de mis sueños de toda la vida”.

“Lo más complicado es cuando sentí que va pasando el tiempo y a los 20 tantos años de edad no pude consolidarte en el fútbol. Estuve en equipos donde no me daba para tener una sustentabilidad económica. Ahí fue cuando me puse a pensar las cosas. La familia también te hace preguntarte si vas a seguir en el fútbol. Ahí tuve que tomar una decisión y seguir adelante haciendo lo que yo quería”, agregó.

- ¿Cómo evalúa su paso por La Serena?

- En el club me tocó vivir muchas sensaciones. Hartas alegrías y también muchas tristezas, como lo fue descender. Fue un golpe duro para todos y sobre todo para mí, porque ese año me tocó terminar jugando. Aún así, hago un balance positivo, tanto el club como la ciudad me trataron bien. Me tocó vivir cosas hermosas que hasta el día de hoy sigo recordando. De hecho sigo viviendo aquí en La Serena. Hago un balance positivo respecto más a la vida que a lo deportivo.

- ¿Se retiró sentido con algún club?

- Para nada. Todos los clubes te entregan algo de qué aprender. Pueden ser cosas buenas o cosas malas pero te hacen vivir experiencias y aprender más de la vida. Le agradezco a cada club porque en todos ellos tuve la posibilidad de tener trabajo y eso significa tener para poder comer y vivir. Siempre estaré agradecido.

“Este 2025 doy por terminada mi carrera como futbolista profesional”

- ¿Le costó tomar la decisión?

- Quedar sin club fue una decisión familiar. Con mi esposa lo decidí. Me llamaron a principio de año algunos equipos y también gente que me conoce del fútbol, pero decidí no seguir jugando por una estabilidad económica, familiar y en todo sentido. Tener un contrato por ocho meses no te asegura nada. Hay responsabilidades donde uno tiene que responder y obviamente que si no tomaba esta decisión, se me podía hacer más complicado en el futuro. No me arrepiento, pero sí duele dejar lo que tanto amo.

- ¿Qué importancia ha tenido su familia en el proceso?

- Hicieron que todo fuera más fácil, por el apoyo que me entregan mi esposa, mis papás y mi entorno más cercano. Siempre uno queda con esa espina de poder haber hecho algo más y de poder seguir jugando. Aunque cueste, fue una decisión madura y el entorno es el que te ayuda a salir adelante.

- ¿Considera volver a jugar fútbol profesional en el futuro?

- Este 2025 doy por terminada mi carrera como futbolista profesional. Agradecido de las personas que me ayudaron, me acompañaron, me guiaron y estuvieron ahí para darme aliento cuando más lo necesité. Muchos profesores y preparadores de arqueros me aconsejaban. Técnicos y clubes que me dieron la posibilidad de poder ser parte de ellos y a quienes me formaron como jugador. Empecé a los 11 años y lo disfruté a concho. Lloré, reí, me tocó levantar copas, descender y jugar en todas las categorías. Lo agradezco un montón, me prepararon para la vida y me formaron como hombre. El fútbol me ayudó la mitad de mi vida. Me retiro con una carrera digna y con la frente en el alto. Me tocó a mí dejar el fútbol y no el fútbol a mí.